1. El amigo de mi tío


    Fecha: 22/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... le respondí que sí, que una.
    
    Le mentí, ya que después de haber experimentado el placer con mi primo y puesto que él había vuelto a su ciudad, salí a buscar más placer y había estado con dos muchachos (por separado), en casi un año. Yo también estaba necesitado...
    
    Entonces me besó en la boca. Su barba me raspaba y me encendía más. Nunca había sentido la barba de un hombre rasparme. Él me decía que tenía una piel muy suave y sus manos enormes se metieron por debajo de mi remera y por entre mis pantalones tocando mis nalgas sin dejar de besarme. Yo gozaba sentir su boca y su lengua invadiendo mi boca y mis orejas y cuando comencé a sentir su barba raspando la piel de mi cuello y mi pecho, me di cuenta de que estaba completamente desnudo en brazos de un hombre absolutamente encendido.
    
    Yo sentía el calor como fuego que emanaba de su cuerpo, su aroma a macho en celo; era tanto el placer que me daba que por momentos perdía el sentido de la realidad sin dejar de besar y lamer cada parte de su cuerpo que estuviera a mi alcance mientras como podía lo iba desnudando con mis manitos ansiosas. Recorrí sus pectorales pétreos enredándome en su vello, sus hombros y brazos musculosos, lamí sus tetillas y fui bajando por el caminito de vellos que van desde el pecho hasta su sexo, aspirando profundamente su olor, riquísimo olor y hundí mi cara en su verga.
    
    Él también se estaba dejando llevar por el placer que yo le brindaba, por mi cuerpo de adolescente, por mi piel suave sin ningún pelito.
    
    Los dos jadeábamos, suspirábamos y nos entregábamos el uno al otro para darnos placer.
    
    Estando enterrado en su sexo, refregando mi cara por aquella inagotable fuente de calor, comencé a besar y lamer su verga que empezó a tomar nuevas proporciones hasta que desperté al gigante. Era una verga enorme, gorda y venosa, más oscura que el resto de su piel, que al llegar a la erección me mostró una cabeza rosada y brillante que parecía pedirme que la cobijara en mi boca.
    
    Yo la contemplé mientras mis manos la sostenían sin llegar a juntar mis dedos y la besé, dejando escapar mi lengua cada poco, lo que a Jorge le provocaba unos ligeros espasmos y suspiros y mientras apoyaba sus manos en mi cabeza decía: "sí guachito lindo, así, así...seguí así que me volvés loco"
    
    Comencé a chuparla con dificultad ya que me costaba abrir tanto la boca, pero de a poquito, sin apuros, y con la ayuda de sus manos en mi cabeza, logré que se fuera deslizando hacia adentro hasta sentir que mi nariz se encontraba nuevamente con su vello púbico.
    
    Alguna arcada y toz interrumpieron el momento. Jorge me miró con ternura y con sus gruesos dedos seco suavemente las lágrimas que corrían por mis mejillas : "¡sos hermoso, putito mío... seguí chupándomela por favor!" y yo obedecí hasta que mi boca se había acostumbrado y ya podía subir y bajar aquella verga que ya comenzaba a regalarme sus primeros fluidos, mientras que nos mirábamos fijamente a los ojos. Arrodillado entre sus piernas, que ...