1. Las refugiadas - Elena y Anastasia 2


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... pies… he visto alguna película que usan ese instrumento y ya que son dos y se van a repartir cada impacto a medias… y para terminar acabaremos con cincuenta latigazos en el coño…
    
    —Esa herramienta no está hecha para golpear ahí, podrías dañarla.
    
    —No lamentaría dañar el coño que quiere comerse la polla de mi marido —replicó Elena—. Y no creo que a ella le importe. —Se giró hacia Anastasia—. A la vista de cómo me ha provocado antes.
    
    —Cincuenta latigazos en el coño estarán bien, señora —replicó Anastasia—, pero no harán que deje de querer follarme a su marido.
    
    Pedro la miró con cara de sorpresa. Esperaba que no descubriese su juego.
    
    —Y aceptaría hasta cien —añadió Anastasia—, o más, si eso me permitirá ganar su permiso.
    
    —¡Jamás!
    
    Anastasia se desnudó y se tumbó en la cama. Abrió las piernas sujetándosela con las manos.
    
    —Cuando quiera puede empezar señora.
    
    —¿No habría que atarla o algo así? —preguntó Elena girándose hacia Pedro.
    
    —No veo por qué. Normalmente se ata para que no rehúya el castigo, pero aquí no parece que lo haga. Si se mueve o trata de evitarlo tendrás que buscar algo para atarla.
    
    —¿No has preparado nada?
    
    —Solo me pediste que preparase los elementos para golpearla —replicó Pedro—. Recuerdo que lo dijiste literalmente.
    
    Elena, enfadada , tomó el taser y lo apoyó sobre los labios de Anastasia, aplicó la primera descarga que esta apenas mostró notar.
    
    —Uno. Gracias señora.
    
    Nueva descarga.
    
    —Dos. Gracias señora.
    
    Elena aparta los labios y da una nueva descarga en la entrada de la vagina.
    
    —¡Oughh! Tres, gracias señora.
    
    Satisfecha viendo que parece que le hace más efecto aprieta repetidamente el gatillo. Anastasia se tensa un poco pero no dice más.
    
    —Cuatro , cinco y seis. Gracias señora.
    
    —Si le das tan rápido no llega a cargarse el cebador —explica Pedro—. Tienes que ser un poco más paciente.
    
    Abre los labios de Anastasia con la otra mano. Sube un poco el taser y sitúa uno de los contactos en la uretra y el otro en la vagina. Aprieta para que ambos entren en el orificio y aprieta. Esta vez mantiene el gatillo mientras cuenta tres. Anastasia se Tensa y en su cara se muestra un rictus de dolor.
    
    —Siete. Gracias señora.
    
    —Recuerda —dice Pedro—, que puedes hacerlo sin pedir permiso ni avisar.
    
    —Gracias Am… gracias señor.
    
    —¡¿Qué es eso de «Am…»?! —pregunta Elena a gritos mientras mantiene pulsado el gatillo. Anastasia se mueve espasmódicamente.
    
    —¡No más de tres segundos! —le grita Pedro mientras le quieta el taser de la mano—. ¿Qué quieres lesionarla? ¿O acaso pretendes matarla?
    
    —Ocho. Gracias señora —cuenta Anastasia que se ha recuperado del prolongado calambre mientras Pedro hablaba.
    
    —Llevaré cuidado —replica Elena recuperando el taser. Lo vuelve a meter en la uretra, pero ahora apoya el otro en el clítoris, que está a la vista.
    
    —¡Responde! —exige—. ¿Qué es eso de «Am…»? ¿Amor?
    
    —Nueve. Gracias señora. No señora.
    
    Otro calambrazo de tres segundos. Anastasia ...
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