1. Las refugiadas - Elena y Anastasia 2


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... harás con gusto!
    
    »Y no solo por Elena. Una vez ella no esté las cosas cambiaran de puertas para dentro… pero de puertas para fuera debe parecer que siguen como ahora, si no queremos que intervengan las autoridades. ¡Yo no tengo aquí el poder que tenía tu padre en Ucrania!
    
    —Tiene razón Amo. —Svetlana se levantó—. Castígueme. Deme ese guantazo y sigamos con la pantomima.
    
    Pedro extendió la mano izquierda y tomó el móvil. Elevó la mano derecha y la bajó para golpearla en la cara. Svetlana se desequilibró y cayó sobre la cama. Pedro se acercó a comprobar si estaba bien.
    
    —¿Te has mareado? —preguntó temiendo algún tipo de lesión.
    
    —No. Solo ha sido más fuerte de lo que me esperaba —contestó ella—. Gracias Amo.
    
    Pedro se fue al despacho por las gafas mientras Svetlana bajaba al comedor a disculparse. Se cruzo con Svetlana que regresaba llorando.
    
    —No soy partidaria de la violencia física —dijo Elena—, pero reconozco que el guantazo que le has dado ha hecho efecto. ¿La has castigado a algo más?
    
    —La he castigado sin móvil hasta que mañana vaya al instituto. Y sí, merecería más tiempo pero no quiero que esté incomunicada. Por seguridad.
    
    —No creo que un móvil influyese en la seguridad… además —replicó Elena—, ¿qué la va a amenazar en el instituto? Pero vale. Sí. He delegado demasiado tiempo la relación con nuestras invitadas en ti y soy yo la que se está beneficiando de la atención de los jefes y de un posible ascenso…
    
    —¿Ascenso? Ya eres directora regional. No hay un puesto más alto que el tuyo en Valencia.
    
    —No hablemos ahora de eso… de momento no son más que rumores. Mejor metamos en vereda a nuestra invitada para que en lo sucesivo no intente follarse al anfitrión.
    
    »Por cierto, ¿desde cuándo usas gafas?
    
    —Desde hace poco. La edad no perdona… y aunque en el día a día puedo aun estar sin ellas así veo más nítidas las cosas. —Guiñó un ojo a Anastasia.
    
    Subieron a la habitación. Pedro había dispuesto sobre la cama los instrumentos que iba a dejar usar a Elena: un látigo corto, apenas un metro de largo y bastante grueso, también llamado de perro por imitar la cola de algunos perros; un flogger de varias tiras de cuero, bastante suave; una pala de madera de treinta por cinco centímetros forrada de cuero; una vara de bambú gruesa de unos ochenta centímetros de largo y el único elemento que no era para golpear: un taser de baja potencia.
    
    Elena desechó el flogger, le pareció demasiado suave y anunció el plan de juego.
    
    —Creo que primero le daré cincuenta descargas con el taser en el coño. Quiero que las cuentes y me des las gracias —se dirigió a Anastasia par luego cambiar hacia Pedro—, es así como se hace, ¿no?
    
    —Depende. Si es por juego puede hacerse o no, si es por castigo además se suele decir la causa del castigo —elevó Pedro la apuesta.
    
    —Bueno nos limitaremos a contarlos y ya está —replicó Elena—. Después dejaré que tu coño se recupere y aplicaremos cincuenta golpes con la pala en el culo. Cien con la vara en los ...
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