1. Las refugiadas - Elena y Anastasia 2


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... tres? ¿O porque pensáis que no debería saber que mi madre se va a correr como una loca en cada golpe?… lo mismo que haría yo mi dejaseis estar con ella.
    
    —Eres demasiado pequeña…
    
    —Sí. Siempre soy demasiado pequeña. Como poco porque a papá le gustaba así y mi desarrollo está retrasado. ¡Pero a estas horas, ya ha pasado mi cumpleaños, y si siguiéramos en Hryhorivka haría ya cuatro días que mi padre me habría hecho mujer! —tras decir lo último gritando Svetlana se levanta y se dirige a su habitación.
    
    Anastasia hace ademan de seguirla.
    
    —¿Dónde vas? —pregunta Elena.
    
    —Yo… yo… ella me necesita…
    
    —Lo que necesita es mano dura. Y quedarse sin postre no le irá del todo mal después del berrinche.
    
    —Sí —dijo Pedro levantándose—. Creo que necesita un correctivo. Quedaros aquí y pactad los términos. A fin de cuentas esta noche yo solo soy espectador con vosotras. Además me he dejado las gafas en el despacho.
    
    Sin darle tiempo a Responder Pedro salió de la estancia. Ambas mujeres se miraron. Elena con odio a Anastasia, esta con esperanza hacia la otra.
    
    —Así que puedo golpearte en cualquier lado menos en las tetas —ironizó Elena—, lastima.
    
    —A mí me gustaría mucho que golpease mis tetas, pero médica decir que no bueno.
    
    —Así que la doctora es una mujer… ¿Se la tira también mi marido?
    
    —No. El no follar con nosotras, pese a que mi hija y yo se lo pedimos.
    
    —¿Eres consciente que estás diciendo a la mujer que te va a golpear que le pediste a su marido que follase contigo?
    
    —Sí.
    
    —No temes que te golpee más fuerte.
    
    —Lo espero. Me follaría a Pedro si él me dejase.
    
    —Si sigues provocándome te hare daño.
    
    —Mi Am… mi marido, Alexander, una vez me rompió varios huesos… Luego se sintió muy mal. Tan mal que nunca me atreví a pedirle que repitiese, pese a lo mucho que lo deseaba. ¿Cree que podría llegar a ello?
    
    Pedro entró sin llamar en la habitación de Svetlana. Estaba llorando.
    
    —Creo que el numerito que has montado ha sido pasarte un poco.
    
    —¿Crees? Si viviera mi padre hace cuatro días me habría violado y ya no sería virgen.
    
    —Lo sé. Posiblemente estarías ahora sangrando y esperando a recuperarte. La doctora dice que aún no eres lo bastante grande y que tendrás desgarros.
    
    —¡Pues que los arregle!, Para eso es doctora, ¿no? El doctor Kushnyr no tenía problema por arreglar a mis hermanas.
    
    —Lo haremos. Te prometo que te desvirgaré… cuando sea el momento. Aun no lo es.
    
    —Aún no lo es por ella, ¿verdad?
    
    —Aunque así sea no es motivo para que te comportes como una niña malcriada. Ponte de pie.
    
    —¿Qué?
    
    —Que te pongas de pie. Voy a darte una torta en plena cara. Fuerte, para que te deje marca, al menos por un rato. Y dame el móvil.
    
    »Con la marca del golpe iras al comedor y pedirás disculpas a Elena. Le dirás que has sido una inconsciente y que, aunque en Hryhorivka era distinto trataras de adaptarte a las costumbres de aquí…
    
    —¿Qué? ¡Eso nunca!
    
    —¡Escúchame! —Pedro la cogió y la levantó—. Se lo dirás… ¡Y lo ...
«1234...»