1. Relatos cortos 8-Simplemente, tú


    Fecha: 05/11/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Bella15, Fuente: TodoRelatos

    Si vas a salir de mi vida, solo te pido una cosa: una vez que te hayas ido y veas que estoy bien, no te atrevas a volver.
    
    Mario Benedetti
    
    Astrid se había despertado esa mañana con una sensación de vacío y nostalgia en su corazón, algo que no experimentaba desde hace tiempo. Un sentimiento de apatía y desesperanza que le indicaban que algo le faltaba, algo que dejó de hacer, algo que no logró llenar sus expectativas como ella hubiese deseado en su momento. Algo que la tenía a la deriva como en una realidad que carece sin sentido. Tal como si fuese un libro sin letras.
    
    De esos libros en los que el lector solo utiliza las ilustraciones para interpretar la historia. El vacío que experimentaba Astrid podía llevar el nombre de esa relación afectiva que no pudo conservar o que, simplemente, le hizo demasiado daño como para volver a cicatrizar. Hay algo que fallaba en su vida, algo que la embargaba y la envolvía en una sensación de desesperación absoluta.
    
    —Alguien se levantó con el pie izquierdo —comentó la morena antes de que su compañera de piso gruñera.
    
    —¿Por qué lo dices? —elevó la ceja.
    
    —Por nada —se sentó en la mesa.
    
    —Sigrid, ¿Te importaría aclararlo? —se giró la rubia para mirarla detenidamente, mientras dejaba las muletas a un lado.
    
    —Nunca haces tanto ruido para preparar el café, así que, algo tienes —respondió, mientras no dejaba de mirar aquellos ojos verdosos.
    
    —Oh, lamento si te desperté —dijo apenada y se giró para servir el café.
    
    —¿Qué tienes? —preguntó la morena, mientras la invitaba a tomar asiento.
    
    —No es nada —dijo restándole importancia.
    
    Astrid no quería preocupar a su amiga, pues lo que tenía era un estado emocional transitorio que disminuiría en el trascurso del día.
    
    —No te hagas la tonta, cuéntame, ¿Sucedió algo con tu hermana? —
    
    —No, ella está bien—dijo, con la mirada perdida en el suelo—¿Alguna vez te dije que adoro tu nombre escandinavo? Es un derivado del nombre nórdico antiguo —se encontró diciendo.
    
    —Astrid —insistió.
    
    —Vale, está bien, te diré—dijo entre dientes—No dormí muy bien —murmuró.
    
    —¿Volviste a tener una pesadilla?—preguntó Sigrid y Astrid asintió—¿Por qué no me despertaste? —en su voz, se notó toda la preocupación del mundo.
    
    —Hoy, tendrás un día ocupado en el centro de rehabilitación como para que te agobie con mi insomnio. Creo que ya has hecho mucho estos meses —dijo con la voz apagada.
    
    —¿A quién le importa? Sabes que siempre puedes contar conmigo. A este punto deberías de saberlo —la regañó.
    
    Astrid sollozó mientras la pesadilla se reproducía en su cabeza, pero al mismo tiempo, se encontraba confundida por lo que comenzaba a sentir por su amiga. Habían compartido muchas experiencias, tanto buenas, divertidas y algunas malas, que ese vínculo tan estrecho y especial, se había acortado más de lo que hubiese imaginado.
    
    —¿Qué tienes? —volvió a preguntar la morena, mientras la abrazaba.
    
    —Lo siento, yo…—no pudo articular palabra.
    
    Y es que, en su cabeza ...
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