1. Mi año sabático


    Fecha: 21/07/2019, Categorías: Hetero Autor: RolandDeschain, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Mateo, y esta es la historia de como terminé teniendo la mejor experiencia sexual de mi vida, con la mujer que menos hubiera esperado. Mi mejora amiga Rebeca.
    
    Con Rebeca nos conocemos desde hace 10 años. Nos presentó un amigo en común el día de su cumpleaños, y, a pesar de que es mayor a mi por casi 8 años, nos llevamos muy bien desde el comienzo. Siempre pensé que eso se debe a que, a diferencia de lo que muchas personas piensan, nuestra amistad comenzó como tal, y no con una atracción física, aun cuando en el momento que la conocí, e incluso ahora, Beca tiene cierto atractivo que es difícil de describir. No es precisamente lo que uno consideraría una mujer deslumbrante. Pero tiene algo que suele llamar la atención.
    
    La describiré para que me entiendan mejor. En el momento en que trascurre esta historia, Rebeca tiene 37 años, y mide aproximadamente 1.70 de altura. De contextura delgada pero con una barriguita incipiente, secuela de un embarazo joven, resultado de un amorío adolescente que termino con ella siendo madre soltera a los 18 años. Sus senos ni muy grandes, ni extremadamente pequeños, con la caída característica de las mujeres que se aproximan apresuradamente a la edad madura. Pero si algo podemos decir que llama la atención hacia su figura, son sus anchas y redondas caderas, que tornean sus nalgas que conserva completamente levantadas. Seguramente por todo el ejercicio que realiza enfocado en esa zona. No obstante, si hay algo que siempre me ha gustado en ella, dejando en claro de nuevo que hasta la fecha de esta historia nunca la vi de forma sexual o romántica, es su cabello. Largo y lacio hasta sus hombros. Brillante, como si lo lustrara todos los días. Enmarca una cara redonda y un poco cachetona, con grandes ojos de color marrón, una nariz de botón y labios finos.
    
    Durante todos estos años, y desde que nos conocimos, ambos fuimos para el otro un amigo incondicional, dispuestos a apoyarnos, darnos consejos, levantarnos el ánimo, y por qué no, también molestarnos, hacernos bromas pesadas y hacerle difícil la vida al otro. No voy a decir que eramos como hermanos, pues eso caería en un cliché, pero si eramos bastante unidos. Ambos habíamos visto, y soportado, tanto el desfile intermitente de conquistas azarosas, como aquellas relaciones que consideramos serían mucho mas importantes, pero que con el tiempo, igual terminaron desastrosamente. E incluso en las largas sequías sexual. Estuve con ella cuando falleció su madre. Y ella estuvo conmigo cuando mi padre tuvo un colapso nervioso y lo tuvimos que internar en un sanatorio. Y sobre todo, estuvimos juntos en los años en que debido a la crisis económica, no pudimos encontrar empleo. Ni ella como enfermera, ni yo como técnico industrial.
    
    Fue después de esos años sin trabajo, sin parejas y sin responsabilidades mayores (pues a los 16 años la hija de Rebeca había decidido ir a vivir con su papá) que decidimos tomar unos meses y alejarnos de todo. Irnos a vivir a un ...
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