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Lola y Ana historia de dos mejores amigas de pechos grandes
Fecha: 31/10/2022, Categorías: Lesbianas Autor: principearg, Fuente: CuentoRelatos
... asustado? Lola: (suspirando) No lo sé, Ana. Siento que algo malo va a pasar, pero no sé a qué se debe. Ana: (tomándole la mano) Lo siento mucho, Lola. Pero recuerda que no estás sola. Puedes contar conmigo para lo que necesites. Lola: (sollozando) Gracias, Ana. Me siento tan vulnerable y asustada. Después de esa conversación, Ana y Lola hablaron durante horas sobre lo que estaba sucediendo en su mente y en su cuerpo. A partir de ese día trabajaron juntas para encontrar formas de manejar el miedo y la tensión que sentía Lola. Un día Lola se animó a hacerle a Ana un pedido: - Ana, tengo que pedirte algo y no sé como lo vas a tomar - Dime lo que quieras, no quiero verte más así, ya no escribes como antes, no cantas como antes, hasta la casa está más triste - recuerdas la noche en que dormiste conmigo? - claro que sí - Me gustaría que te quedaras a dormir conmigo también esta noche Así fue como a la noche Ana se pasó a la cama de su amiga. Hablaron hasta que se quedaron dormidas y a la mañana ante de levantarse Ana le dio un beso en la frente a su amiga. A medida que pasaban las noches se acostumbraron a dormir juntas y Lola dormía muy bien. De hecho a veces se despertaron abrazadas con mucha ternura. Ana usaba para dormir ropa más cómoda, que consistía en un camisón de algodón color rosa pastel y tenía mangas largas, perfecto para las noches más frescas. La tela era suave y liviana se ajustaba a su cuerpo, sin apretar ni incomodar. El cuello redondo y amplio le permitía respirar libremente y el diseño sencillo y minimalista le daba un toque elegante y sofisticado. En la parte trasera del camisón había un pequeño detalle de encaje que lo hacía aún más hermoso y femenino. A Lola le encantaba que Ana usara esa ropa para dormir y sobre todo oler el perfume de Ana. Era un perfume floral, de algo de intensidad pero suave y discreto. Esa fragancia dialogaba de manera perfecta con el perfume acuático de Lola, una fragancia fresca y limpia que a ambas le evocaba una cabaña que el abuelo de Lola tenía en el mar y al que ambas habían ido más de una vez. Una noche que Lola se sentía especialmente triste le pidió que Ana que se acercara más que quería oler su perfume y Ana estiró su cuello. Fue la primera experiencia sumamente tensa entre ambas. No se dieron cuenta en ese momento, pero la ternura dio paso a algo de otro carácter. Lola apoyó su cara en el cuello de Ana e inhaló profundo. Luego lo volvió a hacer. Mientras Ana comenzó a acariciar su cabello. Y así quedaron dormidas. Al otro día hablaron de lo sucedido a la noche. Empezó Lola: - Ana... tenemos que hablar - Sí, lo sé - lo que pasó ayer… - lo sé - ¿qué es lo que sabes? - que fue raro - somos amigas, nos queremos... nos acompañamos - sí, pero a ambas nos gustan los hombres - exacto - es que me duele verte triste - y a mi me relaja tanto dormir juntas, tu perfume - te propongo que no nos preocupemos y veamos como nos ...