1. Aventuras y desventuras húmedas: Primera etapa (17)


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    Sergio se puso la misma ropa que llevaba a la tarde y apareció con rapidez donde estaba esperándolo su madre. Apenas tardó en llegar, (que corta se sentía ahora la carretera) donde observó paciente como su madre se despedía de su amiga Pili para después entrar en el coche.
    
    —Hola, cielo —le dijo apoyándose en su pierna para acercarse y darle por sorpresa un beso—. No he tardado apenas, ¿verdad?
    
    —Podrías haber estado el tiempo que quisieras, disfruta. —Sergio sonrió con el calor del beso aún en su mejilla.
    
    —Me lo he pasado de maravilla —hizo una pausa pensando en algo que acto seguido soltó por la boca—. Me lo estoy pasando genial, voy a tener que agradecer a tu tía que se le estropeara el coche.
    
    —Me alegro, mamá. Ahora que pienso, ¿Cuándo te apetece volver?
    
    Los dos se miraron, era un tema que no habían tocado, pero que en algún momento deberían meditarlo, por el joven se quedaría eternamente junto a su tía.
    
    —Tú me imagino que vas a quedar con tus amigos ¿no? —sin esperar una contestación prosiguió— Cuando estén todos aquí y quedes con ellos, igual marcho a casa. Además seguro que Pedro volverá pronto.
    
    —La verdad, que yo… —no sabía si sonaría tan mal en alto como en su mente— igual no quedo con ellos, puedo venir en cualquier momento. Me gustaría pasar más tiempo con… vosotras— no podía decir que sobre todo haciéndolo con su tía, pero así valía.
    
    —¡Vaya…! —su madre lanzó una mirada de sorpresa con los ojos abiertos. Ni pestañeó mientras el coche se metía en la carretera— ¿Quieres pasar tiempo con tu madre?
    
    —No suena tan mal… ¿O sí?
    
    —No, para nada. Me sorprende nada más…, pero… —la voz le tembló un momento dándole vergüenza admitir lo siguiente— me gusta. Te parece… si mañana… no sé si te parecerá bien… ¿Hacemos algo tú y yo?
    
    —¿Y la tía? —la primera imagen que le pasó por su mente al decir eso, fue recordar a Carmen recibiendo unos chorros espesos y calientes sobre sus voluminosos pechos.
    
    —La dejamos tranquila un rato, que también querrá soledad. Pensaré en qué podemos hacer. Aunque sea una tontería… —rio tontamente y añadió— me gusta la idea, ¿hace cuánto que no pasamos tiempo juntos?
    
    —Ni idea. —se vio con ganas de comentarle algo obvio, tan obvio que hasta Mari lo sabría. Quizá decirlo en alto podría afectar en algo a su forma de ser— Mamá, te veo de maravilla, tanto por dentro como por fuera… estás como… no sé… brillando.
    
    —Hijo, ya vale… —con el rostro enrojeciéndose, se atusó el pelo y sin mirar le siguió diciendo— no has parado de halagarme, incluso más que tu padre…
    
    —Bueno, mamá, pues ninguno más ya —sonrió Sergio mientras veía como ella le cogía del brazo y le decía rápidamente.
    
    —No, no, no… me gusta escucharlos.
    
    Mari en un acto que sobrepasaba sus límites de timidez hacia sus hijos, alzó la mano llevándola hasta la palanca de cambios donde reposaba la de su hijo. Miró con sus preciosos ojos, al hijo que tanto amaba, pero tan poco se lo demostraba y mientras Sergio prestaba atención a la ...
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