1. Viaje de un jubilado (De vuelta en España) 33


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Incesto Autor: tauro47, Fuente: TodoRelatos

    ... al oído, y después de unas miradas de asombro, la muchacha consintió en dejarme pasar, no sin antes darme una palmada de ánimo en el culo.
    
    Ciertamente el lugar era perfecto, nadie podía vernos pero nosotros podíamos ver a todo el mundo abajo, incluso la larga estela de espuma blanca por la popa que se iba difuminando lentamente.
    
    Había una colchoneta que ocupaba casi todo el suelo, era de color beige, imagino que para dar la sensación de la arena de la playa, era un poco rugosa y la vedad, daba el pego. Las dos mujeres se quitaron sus ropas y entre las dos me despelotaron a mí, Marta sacó la crema de un bolso y entre las dos se dedicaron a untarme por toda la piel.
    
    Las dos cumplieron su palabra, no me dejaron que las tocara mucho, lo justo para que mi polla se pusiera brava y una por un sitio y la otra por otro no pararon hasta hacerme correr más de dos veces.
    
    Sólo pararon un momento cuando, por megafonía, anunciaron que por estribor se podía ver la isla de If, con su castillo impresionante, yo me incorporé, no quería perderme la visión de este famosa prisión de tantos prisioneros famosos, algunos de ficción como Edmundo Dantés, el Conde de Montecrísto, que Alejandro Dumas situó allí en su conocidísima novela, pero en cuanto pasamos, ellas siguieron con su masaje.
    
    Ya estábamos a la vista de Marsella, entonces me di cuenta de que el crucero acababa para mí, no me quejaba, porque si hubiera durado más posiblemente tendría que desembarcarme algún helicóptero de Salvamento Marítimo, directo al hospital.
    
    Tras unos bocinazos de advertencia al puerto el crucero redujo velocidad y al poco vimos llegar la canoa del Practico que se iba a hacer cargo de atracar el barco.
    
    Nos informamos sobre lo que podrían tardar mis familiares en coche desde Barcelona y todavía tuvimos tiempo de una estupenda comida en el restaurante español, las invité yo aunque pagaron ellas, claro.
    
    Sobre media tarde ya empezaron a desembarcar algunos pasajeros, querían ver la ciudad, yo estuve pendiente de esperar a mi familia apoyado en la borda junto a las chicas, a lo lejos vimos llegar a un Toyota haciendo señales con las luces, seguro que era mi familia, al bajar me dieron la última sorpresa, la chica que nos llevó al solárium me entregó mi cartera, se había preocupado en buscarla y la encontró en el almacén en que quedé encerrado, le di la mano en agradecimiento pero ella se quedó esperando más y tuve que abrazarla y darle dos besos.
    
    Los tres bajamos al muelle, allí esperaban, mi mujer Concha con una mirada resignada, Javier me miraba como si fuera mi hermano mayor, Corina me miró burlona y tuvo que volverse para que no la viéramos reírse, pues se imaginaba sin equivocarse, lo que había ocurrido, el mejor fue el impaciente de Javi, que nada más verme corrió hacia mí para abrazarme y recibir el barquito que motivó todo el lio, luego de los saludos de rigor y un montón de explicaciones nos fuimos todos a cenar a un restaurante de lujo, allí sí que saqué mi ...