1. Viaje de un jubilado (De vuelta en España) 33


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Incesto Autor: tauro47, Fuente: TodoRelatos

    Mi teléfono, al sonar, me devolvió a la realidad, me di cuenta en la situación en que estaba, en la pantalla vi la foto de mi hijo junto a Corina y Javi, me estaban buscando.
    
    Al volverme vi a las dos mujeres partiéndose risa, habían escuchado la conversación, mi hijo gritaba desesperado por no encontrarme, seguro que pensaron que me había caído al agua o algo parecido, lo último que pensarían es que iba en el barco.
    
    Viviana vino hacia mí para consolarme y me dio un beso, yo esperaba que fueran dos(a lo español) en las mejillas pero fue uno y en la boca, me quedé sorprendido, porque no esperaba esta reacción y menos delante de su amiga Marta.
    
    La sorpresa todavía fue mayor al ver que Marta, lejos de sorprenderse también se acercó a mí y me abrazó, pegándose como una lapa, miré a Viviana sin comprender, pero ella me dedicó una mirada burlona, haciéndome sospechar que estaba al tanto de lo que tuvimos los dos en La Argentina.
    
    Entonces me di cuenta y me fijé realmente en la chica que tenía entre mis brazos, no conocía a su madre o no la recordaba, en realidad tendría una edad parecida a Corina y físicamente era todo lo contrario a mi nuera, Corina era alta, morena y con un cuerpo de infarto, en cambio Marta era menuda, pelirroja, pecosa y con una tetitas que aunque pequeñas debían de pinchar, pues tenían unas puntas que…
    
    Viviana me leyó la mente e instintivamente hinchó el pecho, para recordarme lo que yo ya conocía de ella, Viviana en Buenos Aires estuvo buscándome“las cosquillas” hasta que lo consiguió, follamos como locos, a mi hijo también lo buscó, debía ser costumbre suya, también tuve alguna cosa con unas amigas suyas, pero eso es otra historia, aunque sospeché que Marta podría ser hija de alguna de aquellas mujeres.
    
    Entre las dos me quitaron el disgusto de mi hijo, al fin y al cabo ya no se podía remediar, imaginaba a mi familia en Barcelona, seguro que acribillarían a Javier a preguntas, para que les explicara por qué estaba yo en el barco.
    
    Seguramente, si Concha fuera celosa, hasta pensaría que lo había hecho adrede, jajaja,(yo sólo me reía de mis pensamientos), menudo lio había formado. Las dos argentinas me prometieron que no lo iba a pasar mal, no comprendí del todo su comentario, porque me informaron de una tanda de distracciones en el crucero que me encantaron.
    
    Yo iba con lo puesto, naturalmente, pero entre las dos me hicieron ir a una tienda de ropa, allí no faltaba de nada, y me compraron algo para ir más elegante para la cena y un bañador para la piscina, hasta tuvieron que pagarla, pues yo extravié mi cartera en algún sitio, que fue otro problema añadido para identificarme ante la tripulación.
    
    El tiempo era excelente, al principio íbamos a cierta distancia de la costa hasta que poco a poco la perdimos la vista, la gente estaba deseosa de divertirse, en un primer momento estaba obsesionado con lo que pensara mi familia pero, viendo que no podía solucionar nada, me convencí para pasarlo lo mejor ...
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