1. Historias del complejo. Segunda serie. (9)


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: jejen, Fuente: TodoRelatos

    ... Marcela Ponce Vargas, y a mis veintisiete años, la vida me puso en una situación, que ni en el peor de mis malos pensamientos, hubiera sido posible.
    
    Hija de Luis Ernesto Ponce Varela, mi adorado padre qué dejo este mundo hace ya casi tres años, y al que extraño cada día de mi vida.
    
    Mi madre, María Inés Vargas Lynch, luego de la muerte de mi padre, quedó a cargo de la empresa familiar.
    
    Tengo dos hermanos mayores, Juan Ángel Ponce Vargas, poco más de tres años mayor, ingeniero en electrónica, que está casado con Noelia y son padres de Malena, y están viviendo en la ciudad de Turín, en Italia desde hace casi cuatro años.
    
    Mi otro hermano, Juan Ignacio Ponce Vargas, casi dos años mayor, profesor de educación física, hasta hace un tiempo, director técnico de un equipo de segunda división de rugby en Francia, de novio con Rosa una chica italiana, con la que se volvió a la Argentina para trabajar en nuestro pais.
    
    La compañía familiar, “Inversiones Ponce”, creada por mi abuelo paterno, quedó en manos de mi padre, único heredero del abuelo, y se ocupa de proyectos de inversión, en su mayoría, desarrollos inmobiliarios de gran escala, pero también de importación y exportaciones de bienes y de servicios.
    
    Mi padre era contador, pero desde muy chico trabajaba con mi abuelo, y siempre tuvo en claro, que en algún momento la empresa quedaría en sus manos.
    
    Mi padre conoció a mi madre cuando tenía casi veintisiete años y ella no había cumplido aún los dieciocho, y poco menos de un año después, estaban casados y esperando el primer hijo. Seguidito vino mi otro hermano, y al año y siete meses, nací yo. Un mes después, mi madre cumplía los veintitrés años.
    
    Mi madre por su forma de ser y su carácter, no es de las personas que se hacen querer, más bien todo lo contrario, desde que tengo uso de razón, casi siempre tenía la última palabra, muchas veces me pregunté, porque mi padre estaba con mi madre, eran el agua y el aceite, el día y la noche.
    
    Mi padre era un tipo muy ameno, quien no lo conociera no diría que es un hombre de la alta sociedad, siempre anda bien vestido pero no hace alarde de su situación económica. Alto, de espalda ancha y unos cuantos kilos de más, que por supuesto nunca le preocuparon.
    
    Al contrario que mi madre, de contextura media, de buena figura, siempre va perfectamente arreglada con ropa de las mejores casas, siempre perfectamente peinada y maquillada.
    
    Ella es casi ocho años menor que papá, y a sus casi cuarenta y seis años, no pasa desapercibida en ningún lugar, se sabe atractiva y creo que le gusta ser admirada.
    
    Al menos conmigo, mi padre siempre fue muy preocupado y cariñoso, y a medida que fui creciendo, nuestra relación era de total confianza, diametralmente opuesta a la que tenía con mi madre; bueno…, en realidad nunca hubo una relación de confianza con mi madre.
    
    Fue a él a quién le contaba cada cosa que ocurría en mi vida, mis deseos, mis ilusiones, mis gustos, siempre me sentí comprendida y muchas ...
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