1. Mi cita a ciegas con una actriz porno (I)


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Chico Lozano, Fuente: TodoRelatos

    ... acelerado, pinché. No podía ser ella, ¿cómo iba a ser ella? El vídeo se abrió y me di cuenta de que era un pelín más elaborado que el de mi asiática. Una especie de peli de 40 minutos. Dos tipos vestidos de policía, sentados en lo que pretendía ser una comisaría... ¡no tenía tiempo para eso! Hicescroll y busqué inmediatamente el nombre de la actriz, que solía aparecer bajo el vídeo. Ni rastro de Marina; el nombre que figuraba era Leyrexxx. Respiré tranquilo. Seguro que me había confundido, con tanto ansia y tanto cachondismo aún en el cuerpo. Y justo cuando me disponía a volver a mi asiática de siempre...
    
    - ¡Hola, chicos!
    
    Me quedé helado. Esa voz que sonaba en mi ordenador era la de la chica con la que había estado cenando esa misma noche. Volví rápidamente al vídeo, esta vez a pantalla completa.
    
    - ¡Hola, nena!
    
    - ¿Qué podemos hacer por ti?
    
    Marina hacía como que curioseaba en esa comisaría tan cutre, entre aquellos dos tipos fornidos vestidos de polis que ya se habían puesto en pie y empezaban a marcar paquete.
    
    - Veréis... he sido muy mala... - explicó Marina, o Leyrexxx.
    
    - Y has venido a que te castiguemos, ¿verdad? - contestó uno de los polis mientras empezaba a quitarse el uniforme. ¡Vivan los guionistas de las pelis porno!
    
    Marina, o Leyrexxx, sonrió con una picardía que no había visto esa noche... ¡Espera! En realidad sí la había visto. Era la misma sonrisa con la que me había dado la bienvenida, justo cuando se dio cuenta de que me la estaba comiendo con los ojos. Para cuando salí de la tormenta de mis pensamientos y volví al vídeo, la chica ya se había quitado la camiseta y tenía sus dos tetitas al aire. Ahí estaban, para que yo las viera, por fin. A continuación, se puso de rodillas mientras los polis se sacaban el rabo y empezó a chupársela. Primero a uno, después al otro; era muy ordenada ella.
    
    Yo no salía de mi asombro. La chica simpática, amable, estudiante de Pedagogía a la que le encantaba trabajar con niños y que para mi madre habría sido una nueva nuera ideal, le estaba comiendo los huevos a un tío de 1.80 vestido de agente de policía. Jugaba a sostenérselos con la lengua y luego los devoraba a bocados. El otro le magreaba esas tetas que yo me había quedado con ganas de llevarme a la boca. En apenas un minuto la había subido al escritorio donde supuestamente trabajaba ese mismo agente del orden en esa ficción sin sentido, la había sentado sobre sus papeles y se la estaba follando que daba gusto. Ella, de forma perfectamente coordinada, tragaba y tragaba la polla del otro amigo. Y yo ya me estaba meneando la mía, claro, aunque no sabría decir si lo hacía recreándome en el vídeo o pensando que ese zorrón que se estaba desatando en mi ordenador había compartido conmigo un flan de la casa hacía apenas un par de horas.
    
    De estar siendo follada sobre el escritorio pasó a agarrarse a un extremo de la mesa y los dos tíos se intercambiaron. Me imaginé a mí mismo hundiéndola hasta el fondo de ese chochito depilado ...