1. Mi cita a ciegas con una actriz porno (I)


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Chico Lozano, Fuente: TodoRelatos

    ... me mandaron una foto en la que se la veía bastante bonita y me preguntaron cómo tenía los siguientes días. Unas horas después volvieron a telefonearme para darme los datos concretos de la cita: iba a cenar con ella en un restaurante. De nuevo, todo me parecía muy de gente mayor, pero pagaban ellos (no quería ni imaginarme cuánto le habría costado el gesto de buena voluntad a mi amigo) y tampoco perdía nada por ir. Así que me puse unos vaqueros bonitos, mi camisa más elegante y me planté en La Almeja Dorada. Ahora que lo pienso, vaya nombrecito le pusieron al sitio.
    
    Y ahí que fui. Con un lazo rojo, como me decía la agencia (cuánto cliché boomer, la verdad), buscando a mi cita. No tardé en encontrarla. La verdad, era un bellezón. Una joven rubita, con los ojos verdes y carita de no haber roto un plato. Rondaría 1.60 de altura y se la veía esbelta, tonificada. En la foto que me habían mandado ya se la veía mona, pero me imaginé que les habría enviado su mejor retrato, como hacemos todos en estos casos. La verdad es que me sonaba de algo, pero no recordaba de qué. Como me vio allí parado y comiéndomela con los ojos, se dio cuenta de que yo era su cita y me sonrió. Intenté que no se me viera nervioso, porque lo cierto es que lo estaba y mucho.
    
    - Hola.
    
    - Hola...
    
    - Yo soy Marina, encantada.
    
    - Juan, un placer.
    
    Nos dimos dos besos, dos chispazos en las mejillas. Nos pasamos toda la noche hablando de nosotros. Me cayó genial. Me contó que hacía poco que había empezado a estudiar Pedagogía, lo hizo bastante tarde porque no venía precisamente de una familia con dinero, había perdido a sus padres siendo bastante jovencita y vivía con una tía suya no muy lejos de mi facultad. Yo la escuchaba embelesado... y luchaba por disimular mis miradas ocasionales hacia su escote, que escondía una agradecida talla 90. Me imaginaba cómo serían aquellas dos tetas en mis manos tras sólo haber conocido, acariciado, agarrado y chupado las de Angelita. Pero no pasó nada. La acompañé a casa de su tía, charlamos por el camino y nos dimos los teléfonos. Yo habría subido y me la habría follado como si no hubiera un mañana delante de su tía si hacía falta, pero tras tantos años fuera del mercado no sabía cómo entrarle. Me había olvidado de cómo se hacen esas cosas.
    
    Así que llegué a mi casa casi corriendo. Había vuelto muy caliente de la primera cita a ciegas que tenía en mi vida y necesitaba desahogarme, pero me daba cosa hacerlo con la imagen de aquella chica tan simpática que acababa de conocer... así que recurrí a Internet y el infinito mar de porno que pone a nuestra disposición. Entré en uno de los vídeos a los que siempre solía recurrir, una mamada POV de una joven asiática (mi perdición interracial) y cuando ya me la había sacado y la tenía en la mano... algo me llamó la atención. Uno de los vídeos de la columna de recomendados. Salía la imagen de otra mamada, pero esta vez a dos tíos, y de una chica rubia de ojos verdes... ¡Marina!
    
    Con el corazón ...