1. Del infierno al paraíso


    Fecha: 27/09/2022, Categorías: Fetichismo Autor: jose-sk, Fuente: SexoSinTabues30

    ... en el último momento, pero yo tenía muy claro que yo también quería (mejor dicho, necesitaba) volverla a ver.
    
    Tras unos pocos mensajes ese día y el siguiente, todo volvió a la normalidad, incluso quedamos para vernos 15 días después, yo estaba en una nube… Después de tanto tiempo sin verla, de haber estado al borde de la ruptura, ahora la deseaba más que nunca. Mis ojos querían volver a ver esa cara tan bonita. Mis orejas necesitaban escuchar su dulce voz. Mi estómago deseaba volver a llenarse del néctar dorado de su sexo. Mis labios anhelaban volver a besar su culito y sentir el beso amargo de su ano depositando su caquita sobre ellos.
    
    Con mucho trabajo y pocas distracciones, estos 15 días fueron pasando, muy poco a poco. Casi a diario intercambiábamos mensajes, algunos de ellos sobre temas normales, y otros más subidos de tono. A medida que pasaban los días, los mensajes eran cada vez más sexuales y provocativos, ella iba hablándome de los sabores que iba a darme, de las bebidas que se tomaría antes de mearse en mi boca, de la comida que iba a tomar los días antes de cagarse en mi boca. En mis mensajes yo me ponía a sus pies, no paraba de repetirle que para mí era un honor que una chica tan guapa como ella hiciera sus cositas en mi boca, y le recordaba las ganas que tenían mis labios de besar su culo.
    
    Y finalmente llegó el día, me levanté temprano, para tener tiempo de sobras de llegar al lugar del encuentro. Me afeité lo mejor que pude, para que el tacto de mis labios en su ano fuera lo más suave posible y así ella se sintiera cómoda al utilizarme. No comí nada, ni bebí nada, quería ir en ayunas y que fuera ella y sólo ella quién me diera mi desayuno. Me lavé bien los dientes, para poder ofrecerle a Marta una boca lo más limpia posible donde hacer sus necesidades.
    
    Mientras iba de camino, ella me iba enviando varios mensajes, preguntándome si tenía hambre, explicándome lo que había comido, y que poco a poco, con el café que se estaba tomando y la fruta del día anterior, ya le estaban entrando las ganas. Yo me estaba excitando mucho con sus mensajitos, le recordaba que venía en ayunas, que confiaba mi desayuno a lo que su cuerpo me diera, y le ofrecía la ayuda de mis labios y mi lengua para ayudar a su ano a relajarse si lo necesitaba.
    
    Llegué delante del bar dónde habíamos quedado, ella aún no estaba ahí. Me quedé esperando a unos metros de allí, en la sombra. Unos minutos después, muy puntual, la ví a lo lejos, esta vez sin la mascarilla sí la reconocí enseguida. Ahí estaba Marta, con una camiseta y unas mallas largas negras. Como siempre, guapísima. Mi princesa, mi ama, mi diosa.
    
    Su camiseta era un guiño a algo que teníamos en común, y sus mallas marcaban mucho ese culito que tanto me gustaba. Ella sabía lo que me gustaba a mí su trasero, y no se cortaba a la hora de explotar ese atractivo para atraparme.
    
    Estuvimos un rato haciendo un café, tras tanto tiempo teníamos muchísimo de qué hablar. Aunque en el primer momento de ...
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