Algo en el Aire - Relatos Eróticos

Algo en el Aire

... sentir los dedos de Thomas entrando en mi coño, girando dentro, estirándolo, provocando que no pueda evitar comenzar a gemir.

“Trae a esa zorra aquí para que la coma el coño a esta;” le grita Anthony a uno de sus amigos.

Al momento Esther esta arrodillada en el suelo con su cabeza entre mis piernas, mientras Anthony se coloca detrás de ella para volver a follársela. En cuanto la nueva esclava prueba mi coño, reconoce mi sabor y levanta la cabeza mirándome sorprendida.

Al darme cuenta muevo la cabeza para que no me descubra, aunque en su mirada veo que va a hacerlo, afortunadamente Anthony le da un fuerte azote y le grita para que siga comiéndome el coño.

“Siento interrumpir la fiesta;” comenta Thomas; “Pero llegaremos tarde a la subasta.”

“Maldita sea;” grita Anthony; “Llévate a esta zorra para que la laven y la marquen;” le ordena a uno de sus amigos.

Thomas me lleva hasta la subasta, y se coloca detrás de mí con su mano en mi coño.

“¿Qué has sentido al ver que Esther te ha reconocido e iba a decírselo a Anthony?” me pregunta al oído mientras continúa masturbándome.

“Es una maldita zorra que se merece todo lo que está pasando;” le contesto entre gemidos. “Debería acabar en una granja de hucows dando leche y siendo continuamente follada;” añado estallando en el orgasmo.

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Me despierto sobresaltada, pensando que todo lo ocurrido anoche fue una pesadilla, pero mi coño dolorido e hinchado tras la media docena de orgasmos a los que me llevó Thomas mientras veía la subasta me dicen lo contrario. Me doy cuenta de que estoy en mi habitación, aunque todos los muebles de Esther han desaparecido, en su lugar hay una estructura metálica con una esclava con la misma capucha que llevaba yo la noche anterior sujeta a ella, con una mesa con varios objetos y una nota colocados encima.

Tengo pocas dudas de quien es la esclava, así que me dirijo primero a la mesa estudiando los objetos sin tocarles, tan solo cogiendo la nota para leerla.

“Estoy seguro de que sabes quien es la esclava encapuchada, encima de la mesa tienes todo lo necesario para convertirla en una hucow, incluyendo el suero y las instrucciones para inyectarlo.

Volveré a tu habitación a las doce del mediodía, si cuando lo haga no has tocado nada de lo que hay encima de la mesa, yo mismo me encargaré de sacarte de la universidad y llevarte a un sitio donde no puedas ser esclavizada, en cambio si has usado alguno de los objetos con Esther, entenderé que aceptas ser mi esclava y nada más llegar te colocaré el collar de esclava y te follaré como la zorra en que te convertirás.

Thomas.”

Dejo la nota y retiro la capucha de la cabeza de Esther, que al verme comienza a intentar gritar a través de la mordaza. Recorro su cuerpo con mis dedos centrándome en sus pezones estirados por unas pinzas con pesas, al igual que su clítoris y en el tatuaje de su coño afeitado con el número 2840.

“Esclava 2840. Esther.” Señalo recordando el DVD que trajo Thomas ...