1. Ella sabe todo de mi


    Fecha: 16/07/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... placer inundaban todo mi cuerpo, no pude evitar abrir la boca y empezar a gemir un poco. ¿Dónde se había escondido este placer todo ese tiempo?
    
    Mi espalda se arqueaba contra la cama intentando encontrar un escape de mis dedos, pero la excitación sobrepasaba cualquier cosa y yo tenía que descubrir el final de aquello. No iba a parar en la mejor parte.
    
    Estaba empapando la cama con mis fluidos, nunca me había sentido así y no sabía que era aquello, así que seguí apretando y jugando con mi sexo, y cada vez lo hacía más velozmente y con mayor fuerza.
    
    Hubo un momento en que me perdí de mí y en mi mente en blanco de repente apareció Elia, toda ella en ropa interior, con su esbelta figura y su piel morena, sonriendo hacia mí. En ese momento creí no aguantar más, pero casi llegando a mi primer orgasmo, comencé a pensar en Elia de manera mordaz y eso hizo aguantar mi deseo un poco más, era casi como una tortura placentera que alargaba el momento. Pensaba en sus pequeños y firmes senos, en su cintura perfectamente definida, en esos labios carnosos llenos de deseo, en cómo quisiera que fuera ella quien me estuviera tocando con sus manos y haciéndome gemir.
    
    Decidí darme más placer con mis dedos, humedecí uno en mi boca, probando por primera vez mi sabor, y luego froté mi clítoris, froté, froté, y froté sin parar, mordía mis labios para evitar gritar, imaginando cada vez cómo hacer crecer la sensación dentro de mí. Mis dedos, casi vibrando, alcanzaron su mayor velocidad e intensidad y llegué al orgasmo de una manera indescriptible. Mi piel se puso de gallina. Sentí que una vibración me recorría de los pies a la cabeza y terminaba en mi coño totalmente empapado. Era una vibra electrizante que me llevó a otro mundo y me hizo temblar.
    
    Estuve gimiendo en éxtasis, y luego una risa de pura alegría me invadió hasta que mi respiración se normalizó. Mis senos todavía mostraban algo de excitación. Después de un rato, decidí pararme de la cama y mirarme en el espejo de cuerpo entero. Completamente desnuda, no entendía por qué en el momento de mayor placer, casi llegando al orgasmo, lo único que pasó por mi mente en ese lugar fuera de este mundo, fue Elia.
    
    Ese día descubrí mi despertar sexual, y ese verano que me desperté yo misma, lo disfruté muchísimas veces. No sería la primera vez en masturbarme y conseguir llegar a orgasmos increíbles con sólo el roce de mis dedos en mi clítoris. Pero también descubrí otras cosas: Me iba a encantar el sexo rudo, y quería que mi primera vez fuera con mi amiga Elia.
    
    En mi mente, y muchas veces mientras me toqué a mi misma en mi habitación, se repetía la letra de la canción de Arctic Monkeys:
    
    “Secrets I have held in my heart, are harder to hide than I thought.
    
    Maybe I just wanna be yours, I wanna be yours, I wanna be yours”. 
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