1. Capítulo 5: ¿Beber la orina de mi hermanito? Sí, por favor.


    Fecha: 08/09/2022, Categorías: Fetichismo Gays Incesto Autor: Lov3sick, Fuente: SexoSinTabues30

    ... el universo.
    
    Besé gentilmente sus labios y lo abracé, llenándolo de caricias.
    
    Caminé al baño y cuando estaba a punto de ponerle en el suelo, mi mente elucubró otra de sus rápidas ideas.
    
    Sin previo aviso, su pene soltó un chorro de orina que fue a dar directamente a mi cara, al estar tan cerca de su entrepierna. Instintivamente, abrí la boca e intenté colectar todo el orín que pudiese. Rápidamente mi boca se llenó y antes de tragarlo, le hice una seña a mi hermanito para que se detuviera. Entonces, tragué aquel elixir prohibido y la sensación fue tan perfecta como todo lo que había experimentado aquel día. Al tratarse del pis de un niño pequeño, el sabor no era para nada fuerte; tal vez, un poco salado. Pero el hecho de sentir cómo la orina de mi hermanito pequeño bajaba por mi garganta transportó a otra dimensión; era como haber descubierto algo completamente revelador. Así, lo puse de pie sobre el WC, me incliné e introduje su pequeña salchicha en mi boca. Entonces, le hice una señal para soltara su descarga y comencé a beberlo directamente desde la fuente. El reía inocentemente, mientras yo tragaba hasta la última gota de su orina, al tiempo que me masturbaba frenéticamente. Casi al mismo tiempo que mi hermanito hubo saciado su necesidad, 3 o 4 chorros de mi leche salieron disparados hacia la cortina del baño.
    
    Al ponerme de pie, tomé con mis dedos los restos de semen que había salpicado sobre la cortina de la ducha y se los ofrecí. Sin chistar, chupó cada pequeño resto de semen que había en mis dedos. Era una imagen perfectamente hermosa.
    
    Ambos nos dirigimos a la cocina, al tiempo que me puse a preparar algo de comer. Dani se fue a sentar al sofá y puso en la televisión uno de sus programas favoritos. Luego de unos momentos, llegué a sentarme a su lado con dos emparedados listos. Le di uno, mientras le indicaba que se recostara entre mis piernas. Así, pasamos el resto de la tarde viendo caricaturas, riendo. Por momentos, aprovechaba lo concentrado que Dani estaba en la TV acomodarme entre sus piernas y lamer su salchicha y bolitas; luego, me arrodillaba para lamer sus pies, dedito por dedito mientras él reía y seguía viendo sus caricaturas. Era el mejor día de mi vida.
    
    Entonces, decidí dar un paso más allá. Hice que se recostara en el sofá, de tal forma que su culito quedara mirando hacia mi cara. Sin desperdiciar un segundo, hundí mi rostro entre sus nalgas, lamiendo como loco cada centímetro de su culito. Lamía sus nalgas por toda su extensión, para luego tomarlas con mis manos y ensartar mi lengua en aquel botoncito rosado que tenía por ano. Dani gemía de placer, mientras se tocaba con ambas manos el pequeño pene durito. Mi intención era ensalivar lo que más pudiese aquel agujerito, con tal de comenzar a dilatarlo. El placer mi príncipe hacía que el pequeño orificio pulsara de cuando en cuando, lo que me hacía lamerlo aún más salvajemente. Mi lengua lograba entrar cada vez un poco más dentro de su cavidad rectal, por lo que ...