1. La Mansión de la Lujuria [02]


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Nokomi, Fuente: TodoRelatos

    ... muebles rotos, bicicletas antiguas, muñecas destartaladas y hasta sábanas mohosas metidas en cajas.
    
    —Todo esto se va a la basura ya mismo —dijo Rebeca.
    
    —No todo —Intervino Catriel—, esas bicicletas podrían valer algo. Sé que hay gente que colecciona bicicletas antiguas y estas parecen ser… de los años cincuenta, o quizás cuarenta.
    
    —Mmm, está bien. Pero todo lo demás es inservible. Ni siquiera vale la pena restaurar esos muebles, están muy destrozados.
    
    —Podríamos usarlos como leña para el fuego —sugirió Mailén. Todos estuvieron de acuerdo.
    
    El resto de los trastos se fueron directamente a la basura.
    
    La que se encargó de conseguir comida para este día fue Soraya. Visitó el pueblo usando su viejo halo de monja, para cubrir su melena roja.
    
    —Pensé que a la gente del pueblo le daría una buena impresión ver a una Hermana —comentó ante su familia, mientras ponía sobre la mesa todo lo que había comprado—. Pero por alguna razón no fueron muy simpáticos conmigo.
    
    —Estoy empezando a sospechar que la simpatía no es una característica primordial en El Pombero —dijo Catriel.
    
    La cena fue sencilla, pero nadie se quedó con hambre. Como estaban agotados, se fueron a la cama apenas oscureció.
    
    Inara aprovechó para continuar la lectura del diario íntimo de la monja. Tenía la esperanza de encontrar pasajes interesantes… quizás algo que explicara la foto que había visto en la habitación once, pero tal y como predijo Soraya, la vida de una monja no es lo más interesante del mundo. La tal Ivonne Berkel se la pasaba contando lo maravillosa que era la mansión, lo bonito que era el jardín y lo cómoda que estaba en la habitación número siete. Le gustaba ese número. También hablaba de su relación con las otras monjas del convento. Nada muy interesante, todas parecían ser tan aburridas como ella. Inara estaba a punto de abandonar la lectura cuando leyó un párrafo que captó su atención:
    
    «Tengo un gran problema y no sé cómo solucionarlo. Es algo que me avergüenza mucho. Aquí no hay un cura con el que pueda confesarme, todas somos monjas. Así que usaré estas páginas como confesionario, para expiar mis pecados…»
    
    Esto cambiaba las cosas. Había algo fascinante en meterse en los asuntos privados de los demás que atraía a Inara como la luz a una polilla. Su entusiasmo creció cuando leyó la siguientes líneas:
    
    «Me resulta muy difícil poner esto en palabras; pero si no lo hago, no seré capaz de abrir mi alma ante Dios. Intentaré decirlo de la forma más simple que pueda. Mi problema es que… no puedo dejar de tocarme»
    
    “Ok, definitivamente quiero saber más”, pensó Inara, sonriendo ante las páginas del diario. Se movió para acomodarse mejor en su cama y algo cayó sobre las sábanas. Era una fotografía en blanco y negro. En ella se podía ver a una monja muy joven y hermosa. Tenía puesto todo su hábito y estaba sentada en un bonito jardín, sonriendo ante la cámara. Inara examinó el dorso de la foto y allí decía: Ivonne Berkel, abril de 1965.
    
    —Así que ...
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