1. Mamá va desnuda por casa


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    Al llegar a cierta edad, todos los jóvenes experimentan cambios que no solo son físicos, también afectan a su personalidad. En esa etapa en la que suele definirse el carácter de una persona, algunos se vuelven más afectivos y otros todo lo contrario. En mi caso, las muestras de cariño, y especialmente las de mi madre, siempre tan exagerada, comenzaban a incomodarme.
    
    Desde muy pequeño me acostumbré a que me llamaran "hombrecito". Mis padres se habían separado y de alguna manera se me atribuyó a mí esa responsabilidad de cuidar tanto de mi madre como de Alexia, mi hermana pequeña. Obviamente, nadie esperaba que lo hiciese como el hombre adulto que no era, pero igualmente me suponía un gran desafío para el que temía no estar a la altura.
    
    Llegué a creerme que era un gran protector, cuando en realidad mi madre se pasaba el día trabajando para que no nos faltara de nada y en casa se volcaba con el objetivo de que lleváramos siempre los estudios al día. Solo conseguía relajarme los fines de semana que pasábamos con mi padre, pero allí era todo muy diferente.
    
    En su casa podía comportarme como un niño, no me sentía responsable si mi hermana se hacía daño o no se comportaba bien, pero echaba de menos el cariño de mi madre, los besos que me daba como premio por cuidarlas. Con mi padre no había besos ni gestos cariñosos de ningún tipo, cosa que no entendía pero que, irremediablemente, forjó mi carácter.
    
    Aunque tenía claro que no quería ser como él, con los años fue calando en mí esa absurda idea de que los hombres no debían mostrar sus sentimientos. Mi madre se daba cuenta de que estaba cambiando en ese sentido y doblaba sus esfuerzos para traerme de nuevo a la senda del amor. Dentro de mí se debatían las dos opciones, las influencias de ambos progenitores.
    
    Conseguí lidiar con esa pugna interna de la mejor manera posible, hasta que llegó la adolescencia. Las muestras de cariño, sobre todo en público, me hacían sentir incómodo. Estaba en esa edad en la que los jóvenes intentan distanciarse de sus padres para extraer su propia esencia, pero mi madre no pensaba parar de darme todo su amor de la forma más llamativa posible.
    
    - Tenía un hijo y la adolescencia me lo ha cambiado por otro.
    
    - Mamá, solo te pido que no me beses cuando estoy con mis colegas.
    
    - ¿Es que a ellos sus madres no los quieren?
    
    - Pues supongo que sí, pero nunca lo demuestran delante de mí.
    
    - Hacen mal, el amor no debe reprimirse nunca.
    
    - Alexia está en su cuarto, corre a abrazarla.
    
    - Me gusta más achuchar a mi hombrecito.
    
    No sabía si era por gratitud o simplemente por fastidiarme un poco, pero mi madre me daba a mí todo el cariño que mi hermana hubiese estado encantada de recibir. Al margen del desprecio que le hacía a Alexia, no tenía demasiado problema en que me demostrara afecto dentro de casa, aunque fuese para que no protestara, pero cada vez lo hacía de formas menos apropiadas.
    
    Hubo una época en la que cogió la manía de salir corriendo de la ducha ...
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