1. De oficio golfa


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    Las dos mujeres en prendas sugerentes propias de su oficio habían salido del lupanar donde ambas trabajaban. Nila lo había hecho sólo para fumar, pero su compañera Estrella salió con intención de pescar cliente. Bien sabía que era mejor lucirse en la calle al paso de los hombres, y así atraer a alguno, que únicamente esperar en el interior del prostíbulo a que llegara uno que se interesara por ella. Allí había mucha competencia.
    
    “Estoy harta”, dijo de pronto Nila. Por supuesto se refería al trabajo, pero no porque le fuera mal, de hecho ella era la más popular del lugar.
    
    “Ay, no sé de qué te quejas”, le respondió la otra.
    
    Estrella no podía comprender las quejas de Nila, la más solicitada de la casa de citas. Ya quisiera la “suerte” de aquella quien bien podía echarse de diez a quince en una noche, y eso en una jornada regular. Además cobraba caro, a diferencia de ella. Nila fácilmente sacaba en una noche lo que Estrella en una quincena, o hasta más.
    
    «Cómo hay gente tan malagradecida en el mundo, me cae, si ya lleva siete seguiditos. Ya quisiera tener su suerte... caray», se decía para sus adentros Estrella.
    
    Pero claro que no era cosa de suerte, Nila tenía sus atributos. Algunos sumamente evidentes (como aquel par de dilatadas posaderas entre las cuales bien que había acomodado el tronco del árbol en el que en ese momento se recargaba mientras fumaba y reflexionaba) pero otros más sutiles, como el saber escuchar al cliente y así ofrecerle algo más que una relación sexual. La mayoría de sus compañeras creían que todo estaba en desnudarse, ponerse de a perro o abrirse de piernas y dejarse coger, eso era todo lo que hacían; pero no todo está en montar o ser montada. Nila bien lo sabía, los hombres buscan algo más, algo más de lo que ni ellos mismos son conscientes muchas de las veces.
    
    La mayoría buscan lo que no tienen en casa. Algunos necesitan ser escuchados, apapachados; que se rían de sus chistes, otros requieren reconocimiento de sus cualidades, de sus logros; hay quienes les viene bien recibir comentarios halagadores que les brinden seguridad, mientras que otros entre menos cháchara mejor. Incluso existen los que buscan una figura materna que los mime como su madre nunca lo hizo; más de un cliente le había pedido que lo recibiera en su seno, a manera de bebé recibiendo su maternal amamantamiento.
    
    «Los hombres que acuden a un “servicio” siempre están carentes de algo», pensaba Nila, y ella era experta en reconocer las carencias de los hombres, tenía el “don” de la comprensión en ese ámbito de la naturaleza humana.
    
    Era por eso que hacerlo con ella era lo más cercano a hacerlo con la mejor amiga que se hubiese tenido en la vida. Nila sabía darse en la cama, pero también sabía escuchar e incluso brindar buenos consejos.
    
    Era tan inteligente que a muchos les servía de terapeuta sólo que, además de orientarles en su vida cotidiana, los cogía muy, pero que muy rico.
    
    Por ello cualquier hombre que pasara por sus piernas se ...
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