1. Segunda oportunidad


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Mistress Alba, Fuente: TodoRelatos

    Hola, primero que nada, quiero dar gracias a todos los que me escribieron animándome a continuar con la historia. Así que les contaré qué pasó después.
    
    Luego de irme, me dirigí al carro, abrí la maleta y guardé mis cosas. Entré, me senté en el asiento del conductor y respiré profundamente, tratando de calmar el torrente de emociones que tenía en el momento. Luego de unos minutos, arranqué el motor y me fui directamente en casa.
    
    Cuando llegué me serví una copa de vino, y empecé a pensar en lo que había sucedido, me quité el sobretodo, el vestido y las botas y quedé solo con las medias y el hilo negro. Me acosté en el sofá para mayor comodidad, creo que en ese momento llegué a la conclusión de que debía, tal vez, controlar un poco más las emociones en las próximas sesiones, en caso de que se dieran, no estaba segura de que realmente fuera a haber una próxima vez.
    
    A pesar de todo, noté algo que hasta ese momento no me había percatado y era de mi humedad, bajé la mano, toqué, y sentí lo húmeda que estaba, mis dedos pasaron a mi interior sin ninguna resistencia, así que para relajarme empecé a hacerme una paja, una parte de mí quería buscar mi juguete en la mesita de noche, pero otra estaba cansada y decidí dejarlo fuera esta vez.
    
    Me toqué y apreté fuerte mis senos con mi mano izquierda mientras la derecha tocaba suavemente alrededor de mi clítoris, en círculos. Gemí y apreté duro mis pezones, llevé los dedos de mi mano izquierda a mi boca los llené de saliva y los llevé nuevamente a mis pezones mientras los volvía a apretar.
    
    Quise probarme, así que retiré los dedos mojados de mi vagina y los llevé a mis labios, dejando un poco de mis jugos en ellos y luego metiéndolos enteros en mi boca para chuparlos. En ese momento me vinieron imágenes de lo que había pasado hacía poco, de él arrodillado a mis pies, dando la vuelta a la habitación como una perra, sus nalgas rojas y calientes por los azotes; la sensación de poder y control me prendió más, así que rápidamente bajé mi mano de nuevo, introduje dos dedos y me follé con ellos rápido y duro, no tardé mucho en gemir más fuerte y acabar llenando de jugos mi sofá.
    
    Estuve un rato más en esa posición hasta que llegué a la calma, me paré, limpié, me terminé la copa de vino y me fui a bañar.
    
    A todas estas, no había mirado mi teléfono, tenía un aproximado de 10 llamadas perdidas, no recuerdo exactamente el número e igual algunos mensajes de WhatsApp. En un resumen, eran de él disculpándose y rogando por otra oportunidad, dando explicaciones de lo que había sucedido, desde la abstinencia que había tenido, hasta los sentimientos y actos de sumisión que lo habían encendido increíblemente.
    
    No contesté, todavía no quería.
    
    Pasaron dos semanas, donde esporádicamente me recordaba por mensajes que seguía siendo mi perra, sólo le conteste diciendo que esperara mi mensaje para encontrarnos en una cafetería para hablar.
    
    Creo que pasó alrededor de un mes desde esa primera sesión, cuando logramos ...
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