1. Un castigo en la granja (2)


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... con mucha dificultad.
    
    - Bueno, no como me hubiera gustado, jajaja!
    
    Me sentía acorralado, indefenso, impotente, vamos todos los apelativos que comenzaban por in. Y ahora que pretendía, que le enseñará la polla?
    
    - Quieres verla mejor? Le dije de cachondeo en un acto de valentía intentando dominar la situación. Pensaba que diría que no, pero como desde el primer momento su naturalidad fue más potente que mi osadía.
    
    - Claro! He visto algunas, ya sabes, de mis amigos, pero no son tan grandes.
    
    Me había metido en un berenjenal yo solo y ahora no veía la forma de dar marcha atrás. Miré hacia atrás para ver qué la puerta estaba cerrada, aunque ya lo sabía, y ella volvió a hacer alarde de su desparpajo.
    
    - Tranquilo, que no va a entrar nadie, jajaja!
    
    - Pero… y si entran?
    
    - Mis padres no suben nunca aquí arriba, y si a Ceci le da por asomarse, mejor para ella! Creo que lleva sin ver un rabo hace años, jajaja!
    
    Después de dejarme totalmente desarmado ya no me quedaban recursos para negarme. Además las fotos habían tocado la parte salida de mi cerebro y en el fondo estaba deseando continuar con esa aventura insólita.
    
    Mi polla estaba parcialmente erecta y me daba un poco de mal rollo enseñársela así.
    
    - Está algo… arrugada! Le dije antes de desabrocharme el pantalón.
    
    Me sonrió con cierta picardía y tiro de su camiseta hacia arriba para acabar sacándose la por la cabeza. Mis ojos vibraron dentro de las cuencas al ver esa instantánea. Ahora llevaba sujetador, un pequeño y precioso sujetador negro que resaltaba sobre su piel sonrosada. “Vaya tetas, diosss” Volví a repetir en mi mente como si fuera la primera vez que las veía.
    
    - A lo mejor esto te ayuda a enderezarla! Jajaja!
    
    Por supuesto que me ayudó. Sentí un buen respingo como respuesta, pensando que aquellas tetas eran capaces de enderezar hasta la polla de un muerto.
    
    Me desabroché el pantalón con torpeza y lo bajé junto a los bóxer a la vez, lo suficiente para liberar ya una completa erección.
    
    - Ufff, pues si que es grande! Ninguno de mis amigos la tiene tan grande!
    
    Vi cierto deseo en sus vivos ojos al mirarla mientras pensaba, ¿Y ahora qué? Mi prima me la había puesto bien dura y ahora me la tendría que guardar en ese estado. Estaba dando vueltas a mis pensamientos negativos cuando alargó una mano y me rodeó el troco venoso con sus dedos.
    
    - Joder, pues si que se ha puesto dura!
    
    Me di un sobresalto ante el inesperado tocamiento. Bueno, eso no fue un tocamiento, fue un perfecto abrazo sopesando la dureza con sus robustos dedos.
    
    Me miró a los ojos mientras bajaba suavemente la piel hasta descubrir totalmente el glande.
    
    - Quieres que te haga una paja?
    
    Joder, que lo había dicho como si me preguntara que si quería un café.
    
    - No se… así… en frío…
    
    Contesté recitando mis propios pensamientos.
    
    - Las hago muy bien! A todos a los que se las he hecho me han felicitado, jajaja!
    
    Joder, que era? La pajillera del instituto?
    
    Casi sacudí la cabeza ...
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