1. Con el hetero de mi clase a los 30 años


    Fecha: 13/07/2019, Categorías: Gays Autor: Marketero92, Fuente: TodoRelatos

    ... muy grande para dejarme en mi casa, le dije que me dejara junto a la plaza y que desde ahí ya hacía yo el camino andando.
    
    Había caminado unos cuantos metros cuando sentí un coche acercarse por detrás, pero yendo cada vez más lento. Como era plena madrugada me giré a mirar porque me pareció extraño y, aunque estaba oscuro, dentro del coche pude reconocer claramente a Roberto. Cuando llegó a mi altura paró el coche y bajó la ventanilla.
    
    - Iker, ¿quiere qué te acerque a casa?
    
    - No te preocupes, ya estoy cerca, gracias de todas formas.
    
    - Venga no seas tonto y súbete.
    
    Como no podía oponerme cuando un machote como ese me daba una orden, me dispuse a montarme en el asiento de copiloto. Entré en el vehículo, me senté y me abroché el cinturón de seguridad, pero parecía que no tenía intención de arrancar.
    
    - ¿Estás esperando a alguien?, pregunté.
    
    - No, qué va-respondió- seguido de una risa nerviosa.
    
    Le miré a la cara sorprendido porque no sabía entonces a qué estaba esperando, cuando me dijo:
    
    - Iyo, porque no te vienes a mi casa y nos tomamos algo.
    
    - ¿Ahora? Ya es tarde, hombre.
    
    - No venga, no seas tonto, vente y nos tomamos un cubata y charlamos un rato que hace años que no hablamos nada.
    
    Como no pude resistirme, le dije que sí, arrancó su coche y en menos de dos minutos aparcó en la puerta de su casa. A pesar de tener 30 años, ya tenía su propia casa de dos plantas en una zona bien situada en el pueblo, siempre pensé que tenía mucha suerte por nacer en una familia con muchas tierras.
    
    Nos bajamos del coche, abrió la puerta de su casa y me dijo que entrara. Caminamos unos metros hasta el salón y nos sentamos en el sofá. Aquí fue donde soltó el bombazo que me dejó desconcertado, pero dispuesto a aprovecharlo al máximo.
    
    - Tío, ¿tú me la chuparías?
    
    Me quedé super sorprendido, sin saber cómo reaccionar, pero no iba a dejar pasar la oportunidad, esta vez no.
    
    - ¿Va en serio o te estás riendo de mi?
    
    - No, tío, va en serio. Mira como estoy.
    
    Estaba en el sofá, con las piernas abiertas con unos vaqueros blancos y se echó mano al paquete. Una mirada viciosilla y la forma en la que se la agarraba era todo lo que necesitaba para arrodillarme delante de él. Le abrí la bragueta del pantalón y le obligué a levantarse un poco para sacárselo y dejarlo desnudo.
    
    Ante mi se abrió paso dos piernas morenas como dos columnas, con buenos muslos, como a mi me gustan los hombres. En medio, una polla de un tamaño considerable y un par de huevos colgones que resultaban apetecibles. Se notaba que se depilaba, pero ya el vello había crecido un poco. Tras cogerla entre mis manos, la polla de Roberto se puso aún más dura.
    
    - Venga maricón, trágatela ya.
    
    Empecé a mamarla con muchas ganas, con todas las ganas acumuladas durante años. Saboreaba su glande y me la metía tan adentro en la boca como podía, hasta llegar a la garganta. Roberto me agarró por la cabeza y se levantó del sofá para ponerse de pie y empezó a follarme la boca ...