1. Con el hetero de mi clase a los 30 años


    Fecha: 13/07/2019, Categorías: Gays Autor: Marketero92, Fuente: TodoRelatos

    Cuando era pequeño e iba al colegio de mi pueblo, todos los chicos de la clase sabían que era gay y aunque no tenía mucha pluma, resultaba evidente.
    
    Siempre miraba de reojo hacia atrás y veía como incluso se empujaban por ponerse detrás de mí. Cuando íbamos por el pasillo, al que le tocaba se acercaba por detrás de mí dándome culeadas como si me estuvieran follando. Yo me dejaba hacer, porque además eran los chicos más populares y atractivos de la clase.
    
    Uno de ellos, Roberto, era especialmente atractivo. Más alto que yo, jugaba al fútbol y tenía una tez morena y ojos verdosos muy atractivos. Era uno de los chicos populares de la clase y, además, siempre competía conmigo, que era un empollón, por terminar el primero los deberes para que la maestra nos pusiera una “B” de bien igual de grande que la hoja del cuaderno.
    
    Un día pedí ir al baño y, cuando estaba en él, llego Roberto y me dijo que si quería follar con él. Para mí, aunque ya tenía claro lo que quería y me gustaba, esa palabra me sonaba demasiado grande y le dije no. Él insistió: “Venga, illo, vamos a follar”, pero los nervios se apoderaron de mí y salí del baño. Era un niño inocentón y miedoso que no iba a correr ese riesgo.
    
    Y aquí estoy, a los 30 años, escribiendo sobre el polvazo que me pegó el otro día sin preverlo, aunque sí lo había deseado. A nuestra edad, Roberto era un chico bastante alto, moreno, pelo corto con peinado de niñato y con un cuerpo definido de deportista que le hacía irresistible. Aunque desde que terminamos la escuela nunca volvimos a tener contacto, sí éramos amigos en Facebook.
    
    De vez en cuando y desde que lo dejó con su anterior novia, Roberto subía fotos a las historias de Facebook sin camiseta, en la piscina y con una sonrisa medio picarona medio chulesca que me ponía tan cachondo. Tengo que reconocer que últimamente le daba “me gusta” o “me encanta” a muchas de las fotos que subía y, al parecer, llegó a incomodarle tanto que el maricón de turno le diera me gusta a sus fotos que me eliminó de sus “amigos” de Facebook.
    
    A pesar de vivir en el mismo pueblo, no me cruzaba con él con mucha frecuencia, pero la casualidad quiso que coincidiéramos en las fiestas del pueblo vecino. Estaba en la barra con una amiga y un amigo pidiendo un cubata cuando al girarme veo que está a apenas metro y medio detrás de mi esperando su turno.
    
    Le miré a los ojos furtivamente y me sostuvo la mirada durante un par de segundos. No le di mayor importancia, pero durante la noche de vez en cuando le miraba. Me había hecho muchas pajas imaginándome con él y no podía evitar observarlo para recrearme en las que vinieran en el futuro. Lo que me llamó la atención es que también percibía que me miraba de vez en cuando mientras que yo hablaba con mis amigos.
    
    La noche transcurrió sin sorpresas, bebí alcohol, bailé y reí con mis amigos, pero sobre las 5 de la mañana mi cuerpo no podía más y junto con una amiga nos vinimos al pueblo en su coche. Como tenía que dar una vuelta ...
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