1. Siempre fuiste un misterio para mí (parte 3/3)


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: ericaCL, Fuente: CuentoRelatos

    ... amante. Y mucho sexo. El sexo fue más dulce, más tranquilo que de costumbre, no menos intenso, pero sin los accesorios de esposas y cuerdas. Lo único que conservábamos fue la venda en mis ojos. Nos besamos, lamimos, chupamos y acariciamos, palabras de cariño brotando de nuestros labios como miel mientras nuestras manos buscaban y encontraban todos los puntos de placer favoritos que habíamos descubierto durante las últimas seis semanas.
    
    No fue hasta el sábado por la noche que volvimos a mencionar lo de la venda. Estábamos cuchareando, disfrutando del resplandor de una larga sesión de hacer el amor. Él me abrazó y yo pude sentir su cálido aliento contra mi cabello. “Aún puedes cambiar de opinión. Si quieres más tiempo, por mí está bien”.
    
    “No mucho más tiempo. Solo… ¿Puedo disfrutar del misterio por una noche más?”
    
    "Por supuesto. Cierra los ojos por un minuto. Me levantaré y quitaré la cortina opaca. Cuando salga el sol, podrás darte la vuelta y ver al hombre que te ama”.
    
    Cerré los ojos y me cubrí la cabeza con las sábanas hasta que sentí que él se deslizaba hacia atrás en la cama detrás de mí. Sus brazos me rodearon de nuevo y abrí los ojos. La luz de la luna entraba por la ventana. Sin girar la cabeza, eché un tímido primer vistazo a la habitación donde habían ocurrido los momentos más hermosos de mi vida. No había mucho que pudiera ver a la luz de la luna, al menos no sin mirar a mi alrededor y correr el riesgo de identificarlo antes de estar lista. Había una mesita de noche con una lámpara y un vaso de agua encima. En el alféizar de la ventana había un par de libros. Una camiseta blanca de algodón doblada cuidadosamente sobre la cómoda. En cuestión de minutos me quedé dormida, felizmente segura de que cuando mirara el rostro del hombre que me sostenía en sus brazos, mi amor por él se multiplicaría por mil.
    
    Abrí los ojos a la mañana siguiente y sonreí a la luz del sol que entraba por la ventana. Hoy era el día en que aprendería el nombre de mi alma gemela. Hoy era el día en que me enamoraría de su rostro, así como de su corazón y de su alma. La noche anterior había estado tan segura de que su identidad no importaría. Pero por la noche, en la oscuridad, me llevó a un mundo donde nada más importaba, nada más existía excepto nosotros dos. ¿Por qué había estado tan preocupado de que a mí no me gustara?
    
    Él todavía estaba durmiendo. Su brazo estaba envuelto pesadamente a través de mí. Una mano grande y fuerte con dedos largos y sensibles. Ya lo sabía por su manera de hacerme el amor. Me tomó unos buenos diez minutos darme vuelta, haciéndolo en una serie de pequeños movimientos, solo unos pocos grados por vez con descansos para adaptarme a la idea de estar un poco más cerca de conocer su rostro. Cuando finalmente me di vuelta y estuve frente a él, mantuve los ojos cerrados con fuerza. Lo conocía al tacto, y usé esas sensaciones familiares de él para calmarme mientras reunía las fuerzas para mirarlo por primera vez. Me obligué a mí ...
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