1. La hija y la bruja


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Incesto Autor: brendy, Fuente: SexoSinTabues30

    ... dije. Aguanté un sollozo – Quiero casarme.
    
    -¿Quién querría a una chica que se ha embarazada cuatro veces? – se burló padre. – De tu virgo sólo queda el recuerdo. Nadie te aceptaría. Sería más fácil venderte a un burdel. Sólo mírate esas tetas… ese culo… Mejor ven y dame una mamada.
    
    Él estaba sentado hacia la mesa. Se abrió el pantalón y se sacó la verga. Yo, aun sin cubrirme las tetas, me arrodillé frente a él y abrí la boca. A él le gustaba hacer el resto. Me tomó por los lados de la cabeza y dictó el ritmo con el que me follaba la cara.
    
    -Estás más rica que tu mamá. – dijo entre gemidos.
    
    Yo aguantaba las lágrimas.
    
    No pasó mucho antes de que se viniera. Años de práctica me hicieron encontrar la forma de hacer que eyaculase con facilidad. Él gruñó en una mezcla de enfado y éxtasis. No le gustaba venirse tan pronto.
    
    -Límpiamela, puta. – dijo jalándome del cabello. – A ver si así se me para de nuevo. No he terminado de usarte hoy.
    
    Comencé a lamer con cuidado a pesar de las náuseas. Seguía sin acostumbrarme al sabor. Además, el té debía comenzar a hacer efecto, aunque aun faltaban unas horas antes de comenzar a sangrar.
    
    -Dime que me amas, hija. – dijo papá al separarme de su verga. Me sostenía del cabello hacia él – dime que me amas, no como tu madre que me odió hasta el día de su muerte.
    
    -Te amo – dije. Continué como a él le gustaba – Eres mi hombre y yo tu hembra.
    
    Su verga se puso dura de nuevo como si mis palabras fueran mágicas.
    
    Me llevó a la cama de paja y ahí me abrió las piernas. Esteban nos miraba, yo huía de sus ojos. Una vez le dijo que él también podría cogerme algún día y desde entonces él esperaba su turno. Cuando le pregunté a papá si de verdad él me lo haría, dijo que no, pero tal vez a alguno de nuestras hijas. ¿Cómo estaba tan seguro de que tendríamos niñas?
    
    Sentí como se abría camino dentro de mí. Por más que me usara seguía sin acostumbrarme a su verga. Trataba de pensar en otras cosas, en otros chicos y en la hija del herrero para mojarme y así evitar el dolor. Eso sólo hacía que padre creyera que yo lo deseaba. Era un ciclo sin fin. Para evitar el dolor, me engañaba, pero a él también. Eso sólo lo hacía querer cogerme más y con más fuerza. Me tomó de la cintura y me jaló hacia él. Padre era fuerte y yo muy ligera. Me sostenía de las piernas y me jalaba hacia él. Su verga entraba hasta lo más profundo, sacándome algunos gritos.
    
    -¿Te gusta hija? ¿Te gusta? ¿Tu mami me odiaba pero le encantaba mi verga? Su padre me la vendió barata porque un mozo la violó una vez. Seguro ella lo provocó… ella lo provocó… Ah, sí… qué rico, hija, qué rico.
    
    Ese mozo era él. Todos conocían la historia, pero nadie tenía pruebas. Por eso eramos parias. Las cabras, sus quesos y carne eran la única razón por la que algunos se nos acercaban. Un negocio rápido y se iban. Por ello nadie quería casarse conmigo, por eso nadie, a pesar de los rumores, quería ayudarme a escapar del abuso de papá. Desde antes de nacer ...