1. Un día especial


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Carmen75, Fuente: TodoRelatos

    ... reventarte el culo ahora como castigo
    
    - No - dijo, completamente asustado
    
    - ¿No? ¿Te gusta que te la menee pero no me darías tu culo?
    
    - No
    
    - Vas a pedírmelo de rodillas, ya verás…
    
    Incrementó la presión de su mano derecha sobre su polla y aceleró el ritmo de la masturbación. Llevó su mano izquierda a su cuello, apretando suavemente para controlar su respiración. La polla no podía estar más dura, la sensación de ser su esclavo era completa. Y entonces crucé el estrecho pasillo que nos separaba y entré en el probador de los hombres.
    
    Los dos me miraron con deseo. Parecía que vista de cerca, era incluso más impresionante para mi mirón y también para Mario. Mis tetas eran más grandes de lo que habían pensado y se caían suavemente sobre mi cuerpo… Mis areolas estaban del tamaño de una galleta artesana y lo de mis pezones era como una avellana gigantesca, en forma y en dureza. Nunca me había sentido así. Mi boca era puro deseo… Le desabroché la camisa al mirón y le acaricié el pecho. Era fuego. Le arrebaté su polla a Mario y empecé a masturbarle con la mano derecha, mientras introducía el dedo índice de mi mano izquierda en su boca. Lo lamió y lo saboreó, reconociendo perfectamente el aroma de mi coño. No podía imaginar un sabor más delicioso. Chupaba como un pervertido. Y eso me gustaba.
    
    Desde detrás, Mario le bajó los calzoncillos del todo, se abrió la bragueta y sacó una polla tremenda. Yo solo veía el reflejo en el espejo y era un rabo de meter miedo. No estaba completamente empalmado y no bajaba de veinticinco centímetros… Las fotos no mentían, qué buena web la que me había recomendado mi amiga Melissa.
    
    - ¿Te gusta la polla de mi chico, mirón? - por primera vez, le hablé. Estaba ronca de deseo.
    
    No supo responderme, se mordió los labios y jadeó. Ninguno de los dos podía despegar los ojos de aquel portento, mirando de reojo o por el espejo. Con dos tres o meneos, la hizo engordar y crecer, era la polla de un centauro, no de un hombre. Apoyó aquel prodigio en las nalgas del mirón, y sentí una punzada de envidia, deseaba aquel pollón sin medida. El mirón apretó las nalgas inconscientemente y yo misma estuve a punto de correrme al imaginar lo que podía pasar. Estaba claro que no quería que le reventara. ¿O si lo quería? Porque su polla, que seguía en mi mano, no perdió su tensión en ningún momento.
    
    - Qué polla tan divertida tienes, estás duro como un chaval… ¿Te gusta esta situación, mironcito? Pajeado por una mujer y a punto de ser enculado por un mulato
    
    - Sí - respondió, sin dejar de chupar mi dedo… Creo que si le hubiera ordenado comerse aquella polla, en aquel instante no habría dudado.
    
    Miré de reojo al espejo y vi que Mario se estaba masturbando muy fuerte, rápido y vicioso, contra el culo de nuestro prisionera. Este notaba el contacto de su polla dura con sus nalgas y eso le excitaba, lo notaba por la fuerza de su polla en mi mano. Veía cómo subía y bajaba, veía aparecer un capullo que no habría sido capaz de ...
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