Los secretos de Jota: Fraternidad táctica (XI) - Relatos Eróticos

Los secretos de Jota: Fraternidad táctica (XI)

... acariciaba aquellos voluminosos y definidos brazos. Sus hombros redondeados, sus fuertes triceps agarrotados, los biceps duros como hierros iban apareciendo controladamente. Echó la camisa a un lado.

Deslizó sus manos sujetando firmemente la camiseta interior blanca de tirantes y elevándola lentamente para apreciar su marcado abdomen, para después deleitarse con sus enormes pectorales. En lo que la camiseta blanca cruzaba su cabeza, Verónica acercó la suya a aquellas axilas justamente peludas para aspirar profundo aquel olor de hombre que tanto le excitaba. No se atrevió, pero deseó lamerlas hasta tener su marcado olor dentro de sí. Que sus pupilas terminaran bailando al ritmo de su olor.

Al lanzar la camiseta interior al suelo, Jota se tumbó encima de la cama.

Su voz era sexy, autoritaria. Eso le estaba poniendo cachonda. Él ya lo estaba completamente.

Le bajó el pantalón ancho desde las esquinas, empujándolo suave para que fuera deslizando lentamente.

Su abultado pollón apareció escondido en unos calzoncillos de tela extremadamente sexys. Le quitó los pantalones mientras se acercaba para poder lamer aquellos calzoncillos pero él la detuvo apoyando su mano en su frente.

Cuando aquel musculado chico de 19 años, cercano a la imagen de un dios griefo, la miró desde allí arriba, ella tumbada semidesnuda con el vestido y él poderoso, supo que llegaría a conseguir todo lo que se propusiera sin esforzarse.

Ella sonrió y se puso de rodillas en la cama. La inestabilidad del colchón hizo que su cara golpeara en su enorme y duro paquete.

Ella sonrió y sujetó con los dientes la goma del calzoncillo desde un punto cercano al centro de su paquete. El gran estorbo para su cometido era ese pollón henchido hacia un lado, pues éste apretaba muchotensando la tela y pegándola a su cadera. Tardó más de lo que creía, pero consiguió deslizarlo de un lado y la punta del pollón salió disparada como un resorte hacía arriba, pegada aún a la piel ya que el resto de la goma seguía en su sitio. Empujó fuerte hacia fuera con la fuerza de toda su dentadura y la goma fue despegándose de la tersa piel hasta que pudo tirar hacía abajo y conseguir que el calzoncillo empezara a bajar lentamente. Cada vez más centímetros de polla quedaran a la vista hasta que ésta salió por completo y pudo dejar caer los calzoncillos al suelo. Él de una patada los lanzó contra una de las paredes.

Por ello Jota cogió de los pelos a Vero, le hizo un moño y sujetándolo firme empezó a moverle la cabeza a su gusto.

Firme como estaba, le metió medio rabo del tirón. Lo que produjo una leve arcada por parte de ella que no impidió que le siguiera follando la boca con aquella intensidad. Ella se sujetaba a las duras piernas de Jota mientras que éste, con una mano en su moño y otra en su base de la polla, le metía aquel rabo de forma violenta, sacándolo y metiéndolo y generando que las babas empezaran a mojar la cama entre ambos. Jota, justo antes de sacarla completamente, ...