1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... Lo solté para meter la mano por la pernera del short y lo primero que sentí fueron sus huevos, que ya no estaban colgando como hacía rato, estaban metidos y arrugados. Su pene estaba parado hacia el otro lado. ¡Chin!: pernera equivocada. Así que saqué la mano para meterla por la otra y ¡alto! Me detuvo gentilmente con la mano y me dice sonriendo:
    
    – ¿Estás loquito o qué?
    
    – Ajá… (Volví a meter la mano y me la volvió a detener ahora riéndose)
    
    – ¡Hijo! (en voz baja) tranquilo hijo. No es necesario tomar riesgos, tu mamá puede entrar en cualquier momento.
    
    Yo ya tenía los cachetes y las orejas rojos de la calentura.
    
    – Nomás déjame acariciarla tantito papá.
    
    – Entiende hijo que no se puede…
    
    – Por favor papá…
    
    Se me quedó viendo, pensativo. Lo pensó por segunda vez y soltó mi mano. Ágil la volví a introducir por la pernera correcta, encontré el pedazo de carne que buscaba y lo jalé hasta mi vista, todo con suavidad. Al tenerla afuera, jalé el prepucio hasta atrás y entonces llegó hasta mi nariz ese adorable aroma a hombre de verdad que tanto me sigue gustando. Con la otra mano le separé más las piernas para poderme acercar y accedió dócilmente. Al acercarme, pregunté en voz baja:«¿Y todo esto me metiste papá?»… y mis palabras fueron mágicas porque al decirlo, su pene terminó de llenarse de sangre por completo, 20 centímetros y bien gruesa, hasta roja se puso. Entonces él mismo puso su mano sobre mi cabeza.
    
    No me jaló, sólo la puso ahí, y yo tomé eso como una invitación a metérmela a la boca y me acerqué lo suficiente para pasarle la lengua y de inmediato reconocí ese sabor que tanto me gusta, ¡demonios!: la cordura regresó a la cabeza de mi papá.
    
    Me retiró suavemente, metió el pene de regreso al short, por supuesto que haciendo una gran casa de campaña con esos shorts tan aguados. Rodeó el escritorio y se sentó. Al sentarse inhaló profundamente y sacó el aire poco a poco. Yo me quedé como estaba, viéndolo con carita suplicante.
    
    – ¡Ya!… ¡tranquilos los dos!, que no es el momento ni el lugar…
    
    – ¡Pero papá!… mi mamá está viendo la novela, nunca se levanta hasta que acaba.
    
    – Entiende que no hijo. Y si te pedí que vinieras es porque te quiero pedir un favor.
    
    Me acomodé el pene porque me lastimaba. Me recargué y con total desgano le dije:
    
    – ¿De qué se trata?
    
    – De tu hermano.
    
    – ¿Carlos?, ¿qué tiene Carlos?
    
    – Nada, y ese es el problema: que no sé nada de él. Quiero que me cuentes algo de Carlos. Ahora que ya podemos hablar libremente tú y yo, me gustaría que me ayudaras a acercarme también a él.
    
    – También con él eres distante, ¿verdad?
    
    – Sí. Y quiero acabar con eso. Cuéntame lo que sepas de él (suspiré tan profundo como pude y empecé)
    
    – Pues bueno, a ver: de Carlos sé más o menos lo mismo que tú. Nomás hablamos cuando me pide mis tenis, o una camisa, o me pregunta si combina la ropa que se va a poner, o cuando no entiendo algo de la escuela y le pido que me lo explique, pero de ahí en fuera, apenas si ...
«12...789...15»