1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... tío de que se quedara en paz y a mi papá de que lo pensaría.
    
    A la hora de despedirnos, ellos dos sólo se despidieron de mano, pero conmigo hizo algo inusual, el tío: me dio la mano, me jaló hasta él, con el brazo izquierdo me abrazó por la espalda y al soltar la otra mano, la pasó para atrás y la depositó justo entre mis nalgas, clavando la mano entre las piernas y me apretó todo. Y me dice:«Lo quiero mucho Mijo, y no se le vaya a olvidar lo que me prometió». Le aseguré que no lo olvidaría y al soltarme, noté que se podía adivinar perfectamente su verga parada en todo su esplendor abajo del pantalón. Sonriendo se la acaricié un poquito y le dije:«Guárdeme esto para cuando regrese». Me contesta:«Yo a usted le guardo todo lo que quiera Mijo, ándele, ya váyase que su papá lo está esperando».
    
    Tomamos la brecha de salida, después la carretera de terracería y por fin la autopista. Ya con los cristales arriba, nos quedamos callados unos minutos, hasta que rompí el silencio:
    
    – ¿Oye papá?
    
    – Dime hijo.
    
    – La plática ésta que vamos a tener… ¿tiene que ser hasta que lleguemos a la casa? (Se le salió una risa muy alegre)
    
    – ¡Sabía que no te ibas a aguantar la curiosidad hasta que llegáramos a la casa! No hijo, no tiene que ser hasta que lleguemos.
    
    – Ah que bueno, porque se me hace que ya sé de qué se va a tratar.
    
    – ¿Ah sí?, ¿a ver?… ¿de qué se va a tratar?
    
    – Bueno, primero de que me vas a decir que eso que pasó contigo y con el tío, estuvo mal, ¿correcto?
    
    – Bueno, sí, estuvo mal, no es normal que un padre haga esas cosas con sus hijos, y mucho menos si el hijo tiene 7 años.
    
    – Pues no, no es normal, pero sucedió papá… ¡y yo no me arrepiento!… ¿tú te arrepientes?
    
    – Me arrepentiría si supiera que te hice algún daño.
    
    – ¡¡¡Pero me gustó mucho!!!… ¡no veo a qué hora me hiciste daño! (pensé en el dolorcito que traía por atrás, pero no me pareció prudente traerlo a la palestra).
    
    – Supongo que lo del daño se vería con el tiempo. Pero otra cosa hijo: ¿has hecho esto con alguien más?
    
    – Bueno… la verdad… es que, primero contéstame una cosa tú: ¿cómo supiste lo del beso que le debía al tío?
    
    – Ah pues porque adiviné que algo raro había pasado entre tú y tu tío en el río y lo interrogué hasta que me lo contó todo.
    
    – ¿Y te enojaste?
    
    – La verdad al principio sí, muchísimo, pero como tu tío me juró que tú no habías hecho nada en contra de tu voluntad y que te había gustado un chingo, me esperé a ver cómo reaccionabas.
    
    – Ah… ¿y cómo reaccioné?
    
    – ¿Me estás preguntando en serio?
    
    – Ajá.
    
    – ¡Pero hijo!… si después de lo del río seguiste encima de él, cuando estábamos sentados en la terraza, y después encima de mí… ¡la respuesta flotaba en el aire! (a mí se me salió una risita algo maliciosa)
    
    – Sí, ¿verdad?
    
    – ¡Claro que sí!… a lo lejos se notaba que querías más y más. Pero no has contestado mi pregunta. Aparte de con tu tío, ¿lo has hecho con alguien más?
    
    – Bueno, ¿hacer lo mismo que hice con ustedes?, no. He ...
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