1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... calzones, que duerme encuerado, porque siempre se agarraba el paquete y eso me gustaba, así que pensé que, a la hora de irnos a dormir en el rancho, era por seguro que lo iba a ver encuerado.
    
    – Ah mira, qué astuto saliste.
    
    – Astuto y caliente papá, porque ya la traigo parada otra vez.
    
    – Ah que hijo tan calenturiento tengo.
    
    Me sacudió el cabello y después encendió el radio, y mientras buscaba una estación, me quedé observándolo. Definitivamente éste era otro señor, no era mi papá de siempre. Ahora era un señor que me estaba gustando mucho como amigo, como hombre y como padre. Y mientras lo observaba, aparecieron MÁS preguntas que hacer, así que le quité la mano del radio, lo apagué y le dije riéndome:
    
    – ¿Qué crees?: ya tengo más preguntas (volvió a reírse a carcajada ligera)
    
    – ¡Pues sí que te tardaste!… ¡pasaron casi cinco minutos! Ándale pues, pregunta lo que quieras.
    
    – Ok… ¿pero seguro que puedo preguntar lo que quiera?
    
    – Bueno, en eso quedamos, ¿o no?
    
    – Sí y…
    
    – Pero ahora yo soy el que ya sabe qué vas a preguntar…
    
    – ¿A ver?
    
    – Que si yo ya lo había hecho antes con alguien.
    
    – Exacto.
    
    – Sí hijo, claro que ya lo había hecho antes, ¿y no adivinas con quién?: con tu tío.
    
    – ¡¿Con el tío?! … ¿entonces no era la primera vez que se la chupabas? (se rio, como recordando)
    
    – No. Definitivamente no era la primera vez que le hacía sexo oral, que es la forma apropiada de decirlo.
    
    – ¿Sexo oral?… ok. ¿Y cuándo fue?
    
    – Uuuuuy hijo, desde chiquitos. Tu tío siempre fue igualito que tú de caliente y travieso, así que empezamos a tener juegos sexuales desde muy pequeños, como tú con tu amigo, pero el sexo oral vino cuando ya éramos adolescentes, un poco más grandes que tú.
    
    – Ah… ¿y lo otro?
    
    – ¿Qué otro?
    
    – ¡Lo otro!… lo que me hiciste tú a mí.
    
    – ¿Penetración anal?… también con él. Nomás que yo siempre se lo hice a él. Lo hicimos durante muchos años hasta que se casó él primero. Y de ahí, hasta esta vez. Y déjame decirte que, si no hubieras empezado el juego tú, no hubiéramos hecho nada. Ya habíamos acordado que no más.
    
    – ¿O sea que yo los pervertí?
    
    – Pues digamos que sí (riéndose).
    
    Me quedé callado un rato y sobrevino la pregunta obligada:
    
    – ¿Oye papá?… ¿y con el abuelo?
    
    – ¿Con tu abuelo? No, con él nada de nada (pero no me quedé muy convencido de que fuera la verdad y me quedé pensativo un rato).
    
    – Bueno, supongo que, si yo tuviera un hijo, y pasara lo mismo que contigo y me preguntara si lo hice con su abuelo, creo que también le contestaría que «Nada de nada».
    
    Ahora el pensativo fue él. Algo había ahí que no me quería contar y yo no quise presionarlo. Me dio miedo que fuera a dar por terminada la charla. Así que le dije:
    
    – ¿Te digo una cosa?
    
    – Claro…dime.
    
    – Que la cola me amaneció doliendo un chorro (puso cara de preocupado, me puso la mano en la cabeza y me dijo)
    
    – Lo sé hijo, lo sé. No era posible que no te doliera si fue tu primera vez.
    
    – ¡Pero me gustó un ...
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