1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... chorro!…
    
    – Ajá… también eso lo noté. Lo alcancé a notar anoche (me volvió a sacudir el cabello) pero en un par de días ya vas a estar como nuevo hijo, ese dolor pasa.
    
    – Pues la verdad me gusta sentirlo, porque siento como si todavía estuvieras adentro de mí (volteó a verme incrédulo)
    
    – ¿En serio te gustó tanto hijo?
    
    – ¡POR SUPUESTO QUE SÍ!… y ya quiero tenerte otra vez adentro papá.
    
    Se quedó callado viendo al frente. Serio. Se puso la mano sobre el paquete y dice sin voltear a verme:
    
    – ¡Ah Caray!… ahora el caliente es tu papá porque ya se le paró.
    
    – ¿En serio?… ¿tanto te gustó? (volteó a verme riéndose)
    
    – ¿Qué acaso no se notó?
    
    – ¡Por supuesto que se notó!… y sentí bien rico cuando me echaste toda tu leche caliente adentro… ¡en seguida me vine!
    
    – Sí, esa fue mi parte favorita también, y no se llama leche, se llama semen.
    
    – Ah sí: semen.
    
    Nos quedamos callados un rato, con la tensión sexual flotando en el ambiente. Yo quería que nos regresáramos, que nos desnudáramos y volver a tocar todo su cuerpo, estaba vuelto loco, pero finalmente, él era el papá y quien determinaba lo que iba a suceder o no.
    
    – Oye papá.
    
    – Dime.
    
    – ¿Y ya no lo vamos a volver a hacer?
    
    – Pues… este… no sé hijo, supongo que sí. Si los dos queremos, claro que lo vamos a volver a hacer…
    
    – ¡Pero papá!… ¿dónde?… ¿cuándo?… ¡en la casa está mi mamá!
    
    – No lo sé. Algo se nos tiene que ocurrir.
    
    – ¿Algo como qué?
    
    – Bueno, de pronto se me ocurre que puedes acompañarme cada vez que venga al rancho, o cuando vaya a la capital.
    
    – Eso tenlo por seguro… pero… ¿y ahorita?
    
    – A ver hijo. Yo sé lo frustrante que puede ser que, estando muy caliente, no puedas hacer nada. Pero entiende que voy manejando y es peligroso que me acaricies, además de que tengo que llegar a la oficina hoy mismo.
    
    – Ok… donde manda capitán no gobierna marinero (cosa dicha con gran desánimo)
    
    – Eso es correcto, pero no te enojes conmigo. Piensa en que ahora no me voy a encerrar bajo cuatro candados cada vez que me bañe y vas a poder entrar cuantas veces quieras a verme. Que voy a andar en la casa en shorts y sin calzones. Que ahora vamos a poder platicar de todo lo que tú quieras. Que, si quieres hacer algo, me lo puedes consultar primero y si puedo ayudarte en algo, pues te ayudo.
    
    – ¿En serio ya no te vas a encerrar en el baño?
    
    – Te lo prometo. Vas a poder verme encuerado todas las veces que quieras, siempre y cuando seas muy discreto y entres al baño con algún motivo creíble, que no levante sospechas.
    
    – Excelente. Entonces yo tampoco me voy a encerrar cuando me bañe.
    
    – Ah, me parece muy bien.
    
    Nos quedamos callados un rato y le dije:
    
    – Me siento feliz papá.
    
    – ¿En serio hijo?… ¿antes no eras feliz?
    
    – Bueno, sí, pero no como ahora. Antes te tenía miedo, ahora ya no.
    
    – Eso me gusta hijo. Gracias por tu sinceridad.
    
    – Te quiero mucho papá.
    
    – Yo también te quiero mucho hijo, no sabes cuánto.
    
    Está de más decir que el tema central ...
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