1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... jugado muchas veces con mi mejor amigo de la escuela. Nos la jalamos juntos al principio, pero después él me la jala a mí y yo a él, pero nada más.
    
    – ¿Con nadie más?
    
    – Sí papá, con nadie más, te lo juro.
    
    – No hijo, no es necesario que jures nada, te creo. Pero bueno hijo, lo más importante de la charla, es que quiero que de ahora en adelante las cosas cambien entre tú y yo.
    
    – De hecho… ya cambiaron… por si no lo notaste…
    
    – No, espera, déjame explicarte. Me refiero que hasta antes de este viaje yo era muy distante contigo. Pero quiero que ahora se rompa esa barrera que había entre nosotros y me platiques todo y que te sientas siempre en la confianza de preguntarme cualquier cosa.
    
    – Oye, pues ya que lo mencionas, mi primera pregunta es ¿por qué eras tan distante conmigo?
    
    – Bueno… si quiero que seas 100% sincero conmigo, supongo que debo serlo contigo también. Lo distante era precisamente porque temía que esto sucediera, y lo temía porque pensaba que te haría algún daño.
    
    – Pero, no entiendo… ¿por qué lo temías?
    
    – Ay hijo. Desde muy chiquito noté cómo te gustaba observarme entre las piernas, cómo te gustaba acariciarme los brazos, sentarte encima de mí y ponerme tu mano en donde ya sabes…
    
    – ¡¿En serio lo notaste?! (Soltó la risa)
    
    – No te lo estaría diciendo si no, ¡tontito!
    
    – Ah mira… y yo que pensaba que nadie se daba cuenta… oye, ¿te digo una cosa?
    
    – ¿Qué cosa?
    
    – Que ya se me paró la verga nomás con esta platiquita… jejeje …
    
    – ¿En serio?… oye, entonces debe ser contagioso porque a mí también.
    
    – ¿¡En serio?! … ¡¿te la puedo acariciar tantito, porfa papá?!
    
    – No señor, nada de eso, estoy manejando y eso puede ser peligroso. Además, la charla no ha terminado.
    
    No pude evitar poner mi cara de frustración, pero entendí que estaba en lo correcto. Y le dije:
    
    – Ah sí, ya sé qué falta, pero ya me lo sé papá. Que no se lo puedo contar a nadie, pero a nadie de verdad porque te puedes meter tú en serias broncas, ¿verdad?
    
    – ¡Verdad!
    
    – Pero desde ahorita te juro que no se lo voy a contar a nadie papá.
    
    – Gracias hijo. Confío en que así será.
    
    Se hizo silencio por un rato, los dos viendo hacia el frente. La charla acababa de empezar, ¡imposible que terminara ahí!, así que volví a la carga:
    
    – Oye papá… ¿y te gustaba lo que yo te hacía de chiquito?… (Se rio)
    
    – La verdad no. La verdad me daba mucho miedo descubrir que me gustaba tu curiosidad sobre mi cuerpo o que me excitaran tus manitas hurgando en mi entrepierna.
    
    – Mm … eso lo entiendo. Por eso siempre me retirabas de ti. Con razón, ahora entiendo todo.
    
    – Me da gusto que lo entiendas.
    
    – Me daba mucha curiosidad ver qué tenías debajo de la ropa, pero como NUNCA te dejaste ver encuerado, pos en el que empecé a fijarme fue el tío.
    
    – Ah mira, esa es otra pregunta que te tenía: ¿por qué el tío?, ¿él te hizo alguna insinuación?, ¿o porqué fue que pusiste los ojos en él?
    
    – Ah porque, bueno, él siempre anda diciendo que nunca usa ...
«1234...15»