1. Mi Tío el Ranchero (6)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Incesto Autor: Hotman, Fuente: SexoSinTabues30

    ... lado, se veía por el otro, se metía la mano para acomodar el pene de un lado, luego del otro… y hablando de penes, la mía estaba al 100% erecta. Y me pregunto:
    
    – ¿Te gustaron o no?
    
    – Pues la verdad sí, es cierto, sí se siente bien rico todo esto apretadito (poniendo la mano en forma de concha sobre su paquete y sin dejar de ver el espejo).
    
    Me armé de valor. Yo andaba muy caliente y mi razón ya estaba desconectada. Así que dije:«Bueno, ahora voy yo», lo que hizo que volteara a ponerme total atención. Me levanté y en vez de bajarme el short, me quité la camiseta y la aventé sobre su cama. Él estaba observándome de una manera extraña. Luego me bajé el short y le di una patada. Ya se hizo evidente la casita de campaña en la trusa, misma que bajé sin pensarlo dos veces, y mi pene dio un latigazo hacia arriba a la hora de librarse del elástico. Carlos estaba mudo. Acomodé el bikini, metí una patita, luego la otra y finalmente llegué hasta la cadera. Dije como hablando solo:«Lo que sí es una bronca es querer meter esto en un bikini», como pude me lo puse, acomodé mi pene hacia un lado y subí el elástico. Hice el mismo ademán que él y le pregunté:«¿Qué tal?… ¿cómo se me ve?». No contestó nada, se quedó parado a media habitación, viéndome ir de una esquina hasta el mismo espejo en el que él estaba. Y viéndolo a través del espejo, le digo:
    
    – Tenías razón, ya llené este calzón jejeje
    
    – Chaparro, ¿por qué traes… este, ¿a poco, andas…
    
    – ¿Qué?, ¿Que si ando caliente?, ¡siempre Carlangas!, ¿a poco tú no?
    
    Volteé hacia su paquete y ya le había crecido.«¿Ves?… a ti también se te está parando». Agachó a verse, intentó taparse con las manos, pero fue inútil, se dio la media vuelta buscando su calzón. Rápido se quitó el bikini, se subió el bóxer, se sentó en la cama y se tapó con una almohada (¡todo infantil él!).«Bueno, ya vete a tu recámara». Me quedé congelado sin saber qué hacer. Caminé hasta mi trusa, la levanté, pero de pronto se me ocurrió quitarme el bikini y con los dos calzones en la mano, y con el pene apuntando hacia Carlos, le pregunto:
    
    – ¿Qué pasó Carlangas?… ¿por qué te enojaste?
    
    – No estoy enojado chaparro… pero ya sería bueno que te fueras a tu recámara… y vístete, no andes así… (¿Vestirme?… ¡ni loco!, pensé)
    
    – ¿Por qué?… ¿qué tiene de malo?…
    
    – Que no está bien que andes encuerado, vístete ándale (ahí me salió un as de la manga)
    
    – En el rancho mi papá me dio permiso de andar encuerado (cosa que dije sentándome no muy cerca de él)
    
    – ¡¿QUÉÉÉ?!… neehh… ¡no es cierto!
    
    – Si es cierto, no tengo por qué decirte mentiras.
    
    – Imposible.
    
    – Pues ni tan imposible porque me dio permiso de dormir encuerado y hasta de bañarme con él.
    
    Carlos necesitaba un cardiólogo porque casi se puso espástico.
    
    – ¡¿Te bañaste con mi papá?!… ¡ESTÁS LOCO!
    
    – Pero si te estoy diciendo que ya cambió… ¡neta!… que ahora es bien buena onda. O si no me crees, ve ahorita al estudio y ve cómo anda vestido.
    
    – Pues como siempre.
    
    – ...
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