1. El reencuentro


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hacia casi un mes que no nos veíamos. Su trabajo en la costa nos había distanciado, y sé muy bien, que tanto como yo, se habría matado a pajas.
    
    Íbamos a vernos, y de sólo pensarlo, mi concha chorreaba a mares y mi lengua ardía ávida de sus tetillas y su culo.
    
    Llegó por fin. Bajé a abrirle, estratégicamente vestida con un short y una musculosa ajustada; mi cola parada y mis enormes tetas explotaban enfundada en ellos. Apenas cruzó la puerta de calle un beso abrasador nos selló hasta llegar al piso. Las lenguas se succionaban, se palpaban, nos lamíamos toda la cara, el cuello, el mentón. Ya en mi casa, nos fuimos desvistiendo desesperados, mis tetas y su pecho ardían por sentirse.
    
    Tocándonos los cuerpos, apretándonos, caímos sobre la cama, quitándonos el resto de la ropa.
    
    Sin esperar, me lance a chuparle las tetas, desesperada por tantos días de ayuno, mamaba y mordía sus tetillas, les pasaba la lengua, chupaba sus pelitos uno a uno, mientras él gozaba como loco, gemía y me pedía más, y más, que lo mordiera mas fuerte, que le diera a la otra también.
    
    Sentía su verga ya enorme, mide 21 centímetros en su plenitud, y tantos días de ausencia la habían puesto como nunca, nunca la había visto tan gorda, estaba descomunal, la cabeza colorada e hinchada, yo estaba tan excitada que no sabía por donde empezar a chupar semejante monumento, me lancé desesperada y me la metí en la boca, hasta el fondo, me ahogaba y tenia arcadas, pero seguía y seguía, nunca tuve una verga así de impresionante para chupar a mi merced.
    
    Y en esos menesteres estaba cuando con la lengua recorrí todo el mástil hacia abajo y vi los huevos. Estaban tan grandes como su verga, enormes, llenos de leche atrasada, durísimos, y como loca me puse a chuparlos, me los metía en la boca como podía, los lamía, fuerte, despacio, intentaba succionarlos, mientras con la mano derecha empecé a pajear mi clítoris que a esta altura era una pequeña pija, desesperado de excitación. Entonces él, enloquecido por el placer que estaba recibiendo, se agarró los huevos con las dos manos para separarlos más de su pija y hacerlos mas definidos, y me los dio a chupar, agitándolos suavemente. Me los refregaba por la cara, por la boca y por la lengua, de arriba abajo, lo que me volvió loca por completo, estaba recaliente y quería que no parase de hacer eso en todo el día. Te gustan los huevos, eh, te gusta que te los de así, putita, eh¡¡..., mientras se pajeaba el tronco lentamente, poniéndolo mas morado y gordo.
    
    Desesperada, volvía a la pija, me demoraba en el glande, la lamía de cabo a rabo, o mejor dicho de huevos a cabeza. Entonces seguí, lo obligue a levantar las piernas, me detuve nuevamente en los huevos que seguía agitando contra mi cara, a un ritmo ahora frenético, y me deslice, allí adonde se que se vuelve loco, que pierde todo pudor.
    
    metí la lengua en su ano, como sé que le gusta, como lo vuelve loco. Con la puntita lo rodeo, luego inicio un mete saca en el agujerito, y después ...
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