Ese paseo por las dunas - Relatos Eróticos

Ese paseo por las dunas

Ese paseo por las dunas

Antes de nada, debéis de perdonarme, y excusarme, pues voy a intentar publicar, todos los relatos que, tengo acabado, ya que, quisiera irme de vacaciones, y no sé, si tender tiempo para ello. Aunque aún tengo tiempo, tengo en mente el irme unos días a casa de mis abuelos, casa que tiene en el pueblo, donde creo que, si las cosas van como espero, podre aumentar mis experiencias.

Así, como cuando vaya para Lisboa, donde deseo alojarme en un albergue con todo los placeres de un hotel, y claro está, voy invitado por unos amigos que, no se debería de presentarlos algún día... uuummm!!. Pero bueno, mejor será que, contiene con esta confesión, aunque para recordar como la deje la anterior, creo que, se merece una pequeña sinopsis, vale.

Pues comienzo, decir que, tras pillar mis ansiadas vacaciones veraniegas, toca irme a la playa a descansar, como es habitual suelo irme a las playas gaditanas, pero bueno, no todo es descansar verdad, siempre vamos con la mente en algo, sobre todo en lo que, pudiera caer. Donde llego, y aunque mis padres, me sugirieron que, me pusiera en contacto con Ramona, amiga de mis padres que, tanto ella, como sus hijas, o alguna conocida, vienen cada verano a limpiar la casa.

Y en el transcurso de esa limpieza, suelo irme a pasear, ya sea por esos caminos de maderas, como tomar ese mismo camino, pero ya dirección a la playa. Donde recuerdo que, me cruce con algunos conocidos, que, tras verme estos, tras el rigor del saludo. Estos, me hicieron saber que, este año había buena cosecha, no haciendo falta palabra alguna, pues se bien a lo que, se refería.

Dándome por continuar mi camino, caminando hacia ese sitio en concreto, cruzándome con varios individuos que, unos se me quedan mirando, y otros, suma a esa mirada, ese apretón a la entrepierna, como si no supiera que, desean de mí... uuuffff!!.

Camino de madera que llega a su fin, comenzando ya la arena, y que esta desemboca en la misma playa, o si quieres continuar por las mismas dunas, camino que, en otras ocasiones tomo, pero ese primer día, pensé que lo más lógico, no era otro que, continuar por la orilla.

Os digo esto, pues hubo un tiarrón, cuyo aspecto lo encajas entre un americano de la base militar, o un alemán recién salido del gimnasio, individuo que, no solo me da a entender como esta, sino que avanza esa mano, y hacerme entender el tamaño... uuuffff!!.

Pudiendo comenzar a contar, pudiendo decir y entrar en detalles, podría contar aquellas veces que, esas experiencias son una bacanal, o aquellas otras que, llegas a realizar cochinadas (llegar a jugar con ‘mierda’). Cuyas algunas, me avergüenza... uuuffff!!.

Y aunque, no hay lector que, me hayan dicho que, aburren ya, pues muchas son demasiadas similares, cosa que, honestamente os digo que, tenéis razón. Pero decirme, aquellos que, disfrutéis de esté placer, cuántas de ellas han sido diferentes, vale una o dos, e incluso tres, pero no más.

Lo cierto es que, llega un ...