1. Buscando actrices


    Fecha: 04/07/2019, Categorías: Sexo Oral Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... vaquera y un ancho cinturón de mercadillo que disimulaba, para mi desgracia, las redondeces de su trasero. Las bailarinas que llevaba por calzado tampoco ayudaban a realzarlo como podrían haberlo hecho unas sandalias con unos cuantos centímetros. No obstante, a pesar de ello parecía firme y apetecible. Sus piernas, por el contrario, sí lucían por sí mismas. De piel ligeramente tostada, se mostraban suaves y cuidadas. Pasamos a la sala donde iba a realizar el supuesto casting. Una cámara de vídeo estaba montada en un trípode en un extremo, y en el otro, varias cajas cubiertas por sábanas de colores claros. Eva, que así se llamaba la chica, dejó la mochila que llevaba en un rincón y se colocó en frente de la cámara. Me acerqué a la cámara, haciendo como que la calibraba o que hacía alguna otra chorrada. Le dije que hablara a la cámara, diciendo su nombre y contando lo que se le ocurriese.
    
    Logré abstraerme e ignorar su voz gracias a sus fabulosos pechos. Una imponente erección comenzaba ya a formarse entre mis piernas. Le indiqué con voz firme que se sentara, esperando ver más allá de sus piernas, pero la muy puta cruzó remilgadamente las piernas. Eso me cabreó, y comencé a acosarla de forma cada vez más directa. Mientras le iba diciendo que posara de tal o cual forma, preguntas cada vez más maliciosas y subidas de tono fluían por entre mis labios. En cierta ocasión, no recuerdo con qué pregunta en concreto, puede que acerca de sus costumbres con la ropa interior o de si tenía pareja estable, cuestionó de forma sorprendente la razón de tales preguntas. Me quedé perplejo, pues esperaba encontrar el tipo de sumisión que me había mostrado con anterioridad. Tardé exactamente seis segundos en elegir la forma correcta de reaccionar, y dicha forma consistió en decirle que se marchara. Acerté y regresó la chica sumisa que yo esperaba.
    
    Después de algunas preguntas más tarde, le pedí que se quitara la camiseta. La chica se quedó muda y con los ojos abiertos. Intenté justificar la necesidad de dicha toma de forma no demasiado convincente, pero asegurarle que aquello era confidencial y que, en cualquier momento, podía marcharse, pareció tranquilizarla. Como había predicho antes, no llevaba sujetador. Pude así admirar de cerca uno de los pares de tetas más increíblemente fantásticos que haya visto nunca, de un buen tamaño, de esos que sobran un par de centímetros de carne aun cuando los abarcas con la mano completa, y con unos pezones grandes y rosados, que cualquiera querría lamer y morder. Antes de que se diera cuenta de que estaba babeando, decidí que era el momento adecuado para poner todas las cartas sobre la mesa.
    
    - Mira, eh...
    
    - Raquel.
    
    - Raquel. Creo que no vas bien con el papel. Desde el principio no ha terminado de convencerme. Hay algo... no sé cómo definirlo, pero no encaja.
    
    La expresión de su cara mostraba perfectamente lo que pasaba por su cabeza. En ese momento, se había olvidado por completo de que tenía las tetas al aire. Pude ...