1. Las refugiadas 2 - Nochevieja de horror (final)


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... enfermería.
    
    —Paciente e historial —pidió el doctor. Parecía enfadado.
    
    —Alfiya Fyodorova —explicó Yaroslav—. Se la envió desde Mosco hace unos meses. No consta historial médico, aunque está subalimentaba, pese a su embarazo y hoy ha sido torturada hasta forzarle a perder el bebé. Además, un inútil ha roto su pierna. —Señaló el bulto hinchado de la pierna—. Hace casi una hora que se ha desmayado, suponemos que por la pérdida de sangre. —Pulsó el botón del tensiómetro—. Tensión siete y tres —dijo una vez leyó el resultado—, con ciento ocho pulsaciones por minuto.
    
    —No me gusta ese bulto. Dame tu cinturón.
    
    El doctor empezó por realizarle un torniquete en el muslo.
    
    —Así —explicó—, apretado para que no siga perdiendo demasiada sangre, pero cada cinco minutos tienes que aflojarlo, aunque pierda algo, porque tampoco podemos dejar sin sangre la pierna.
    
    El doctor abrió un armario y extrajo el ecógrafo. Sabía que no disponía de máquina de rayos X, pero tampoco le era demasiado útil. Examinó el vientre de Alfiya y puso mala cara.
    
    —¿Es grave, doctor? —preguntó Yaroslav.
    
    —No debería importarte. Seguro que tú eres de los que la ha llevado a este estado.
    
    —Por eso me preocupa. No lo hice por gusto… —Calló pensando que había metido la pata.
    
    —Puedes hablar con franqueza. No soy del FSB.
    
    —¿Seguro? —replicó Yaroslav con tono irónico.
    
    El doctor extendió el gel por la pierna y la miro con el ecógrafo. Puso mala cara. Se giro hacia su maletín.
    
    —Creo que no hemos empezado con buen pie… y realmente necesito su ayuda. Soy el doctor Arsen Fedorov. —Le tendió la mano—. Espero que colabore conmigo sin recelos.
    
    —Yaroslav. —Le cogió la mano en la sacudió, luego lo soltó—. Guardia de la prisión. Colaboraré en lo que diga para salvar la vida de Alfiya.
    
    —Entiendo —aceptó Arsen, bajo el tono solo para sí—. Alfiya y no «la prisionera» —elevó el tono para indicarle—. Ayúdeme a girarla.
    
    Yaroslav apretó el torniquete y lo ayudó a ponerla de lado. Arse extrajo de su maletín una jeringuilla de 100 ml con una gran aguja, pasó un algodón empapado en alcohol por la columna y pinchó entre dos vértebras lumbares. Vació la jeringuilla e indicó a Yaroslav que la ayudase a volverla a su posición inicial.
    
    —¿Tiene sentido lo que hemos hecho? —protestó el guardia—. creía que a los heridos no se les debía mover.
    
    —Sí. No tengo anestesista y por lo tanto no puedo dormirla. Esto anestesia su vientre y sus piernas. Yo no voy a hacerla sufrir más de lo necesario.
    
    —Por favor doctor… por favor —susurró Alfiya—, déjeme morir.
    
    —Lo siento señorito —replicó Arsen—, pero eso es algo que ni usted ni yo podemos decidir. Debo salvarle la vida. Aunque ello signifique, como parece que hará falta, mutilarla y extraerle algunos órganos.
    
    »No podrá tener descendencia, en el caso de que no la tenga ya.
    
    Pinchó varias veces la pierna de Alfiya hasta que noto que no sentía el pinchazo. Entonces rajó su vientre. Cortó y extrajo su útero y vagina suturándola por ...