1. Terapia de grupo 3


    Fecha: 02/07/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: ant5cont, Fuente: TodoRelatos

    Alex contempló como titilaban las luces del pueblo. Podía verlas al final de la masa gris oscura que en la noche formaba el pinar, muy abajo, donde acababa el monte y se abría el valle. Hacía fresco allí, por eso tenía las ventanillas a medio subir. Con gesto algo impaciente, volvió la mirada al otro vehículo aparcado a tan solo unos metros. Jugueteaba con su pene, ahora semi fláccido, pero duro como una piedra un rato antes, cuando pudo intuir (más que distinguir) dos cuerpos moviéndose en el asiento trasero. Uno corpulento, ocupando todo el hueco de la ventanilla, que dejó pronto paso a otro más delgado cuando intercambiaron la posición, ella arriba y él abajo. En el juego de sombras creyó ver el movimiento sensual de un torso femenino meciéndose adelante y atrás, con unos pechos puntiagudos rompiendo la silueta. No sabría decir si oyó o más bien imaginó unos jadeos cada vez más continuados, mientras el movimiento de sombras aumentaba hasta alcanzar un clímax donde era imposible saber quién era quién.
    
    Si la pareja lo hubiese hecho fuera, teniendo en cuenta que había algo de luna, habría podido distinguirlos mejor y disfrutar de más detalles sin tener que dejárselos a su imaginación. Pero en el fondo no le importaba, no era mirar lo único le ponía. Además, habían sido precavidos. El sitio era discreto y a una distancia más que prudencial de cualquier zona transitada. Una pista de tierra que acababa en una pequeña explanada, desde donde se podía contemplar la falda de la montaña cubierta de bosque y al fondo, el pueblo de sus padres. Podrían oír el motor o ver las luces de cualquier vehículo que se acercara. No obstante, en verano, con la dichosa moda de las bicicletas de montaña, no era descartable que algún grupo de ciclistas decidiera hacer una nocturna por allí. Así que era mejor quedarse dentro para evitar sorpresas desagradables y tener tiempo de reacción en caso necesario. Incluso él, aparcado a escasos diez metros del coche, tenía dificultad para saber lo que pasaba dentro. Sí, la pareja había obrado con sensatez.
    
    Ahora todo era quietud. Ningún movimiento dentro del vehículo. Ningún ruido proveniente de su interior. Todo parecía indicar que habían terminado de follar, o tal vez quizá, era solo una pausa antes de continuar. Bueno, tendría que esperar. Volvió la vista hacia el frente, fijándola de nuevo en las luces lejanas, pero apenas un segundo después, el sonido de un cierre centralizado abriéndose reclamó su atención.
    
    Un busto erguido asomaba a la ventanilla del acompañante. Al abrir la puerta, se encendió la luz de cortesía del coche, perfilando ahora con toda nitidez el contorno de un cuerpo femenino. La chica se subía los tirantes del vestido, directamente sobre sus pechos. Luego saco una pierna. Un muslo desnudo y fuerte, no muy largo ni esbelto, pero con la consistencia y definición que daba el acudir regularmente a clases de fitness. Toda una promesa de dureza y placer… La otra pierna apoyó también en el suelo. Al ...
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