1. Compartiendo la cama con una pareja de lesbianas


    Fecha: 02/07/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos

    ... contundente chupada de concha.
    
    -Permiso… puedo?
    
    -Por supuesto… ya verás lo exquisita que está.
    
    Olí y lamí. Y claro que estaba exquisita. Entonces nos fuimos turnando para atenderla. El clítoris de Brisa estaba ya inflamado y saltón. Un dedo de Soledad lo acarició mientras yo lamía y chupaba esos labios regordetes y depilados. Nuestras esmeradas atenciones la hicieron llegar a un retorcido orgasmo. Nos pusimos a la par, uno por lado para abrazarla y mimarla. Solo después que recuperó el aire, nos dijo que estuvimos geniales.
    
    Recién entonces se dieron cuenta que yo estaba boca arriba y de verga bien tiesa.
    
    -Qué grande, dijo Soledad…
    
    -Sinceramente, nunca me habían dicho eso, le respondí.
    
    -Yo no tengo experiencia para comparar y Brisa solo la de un noviecito de hace tiempo, pero...
    
    Abrió el cajón de la mesa de luz y sacó un par de “juguetitos”
    
    -Ves? Somos bien moderadas en el tamaño! O bueno… acaso prefiero no presumir de lo que natura no me ha dado… Eso sí, presumo de una lengua laboriosa! Jajaja!… Verdad, mi amor…?
    
    -Claro, cariño. Vaya si trabaja esa lengua!
    
    -Es que ahí está el secreto… en las caricias y los tactos!
    
    Brisa tendió la mano y me acarició el miembro…
    
    -Si no te pones celosa, me agradaría chuparla.
    
    -Para nada… y no creo que Gerónimo se niegue, verdad?
    
    -Desde ya que no, respondí…
    
    Me quedé como estaba y Brisa se irguió un poco. Me la tomó con la mano y acercó su boquita para empezar a lamerla y chuparla. Mi verga ya era un garrote! Soledad observaba, sonreía y acariciaba a su compañera. Minutos más tarde dejó de chupar y se tendió en la cama.
    
    -Estoy lista, dijo.
    
    Miré a Soledad como pidiendo permiso. Ella asintió con la cabeza. Brisa abrió sus piernas y brazos para recibirme. La abracé y ya mi verga quedó en posición. Despacito me abrí camino entre sus pliegues y la penetré. Soledad me acariciaba la espalda y acariciaba la cara de su pareja. La chiquita estaba realmente sabrosa y entré a cogerla a buen ritmo. Después me apoyó las manos en el pecho para que me detuviera y me separó un poco. Levantó bien las piernas hasta la altura de mis hombros para exponerse totalmente. Fui adelante otra vez y la penetración fue muy profunda. Entré y salí con fuerza pero sin violencia. La profundidad le arrancaba gemidos. Empecé a sentir que acabaría y aumenté el ritmo de mis cogidas. Las respiraciones se agitaron hasta que mi leche se derramó en lo más profundo de su anatomía. Me retiré y Soledad la ayudó a mantener las piernas en alto y la cintura levantada como para que la esperma se mantuviera dentro e inseminara. Después de un rato la dejó tenderse y descansar.
    
    Volvimos luego a tendernos en la cama.
    
    -Me encantó, dijo Soledad…
    
    -A mi también, respondió Brisa. Más de lo que había imaginado.
    
    -Que no se te haga costumbre, nena, le replicó sus pareja.
    
    -Oye… no seré yo quién te ponga los cuernos, solté y nos reímos los tres.
    
    -Lo sé, Gerónimo, lo sé… jaaa! Y sinceramente te agradecemos por ...