1. Un trío más: Una comida siempre lleva postre


    Fecha: 01/07/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... poniendo su sexo delante de mis labios. No es que nunca me hubiera imaginado echar un polvo con los ojos vendados. Levante los brazos para aferrar el cuerpo que tenía delante, pero la voz de las dos, casi a la vez, me regañaron e hicieron que siguiera con las manos quietas.
    
    Su sexo se restregaba en mi boca, saque la lengua, intentaba buscar su clítoris e introducir mi lengua. Ella debió arquear las piernas y una mano empujo mi cabeza al lugar adecuado. ¿Cómo iba a saber yo de quién era? Olía a Ana, pero lo que tal vez oliera era el pañuelo que me impedía ver.
    
    Levante de nuevo los brazos y agarre unas nalgas, esta vez no hubo recriminaciones, era un culo duro y empecé a tener una ligera sospecha, pero no dije nada, empuje el cuerpo todavía más hacia mí, mis dedos recorrieron entre su culo, arriba y abajo, mi lengua seguía explorando el sexo de esa desconocida. Notaba como se retorcía entre mis manos y mi boca. Traidoramente introduje un dedo en el ano, un pequeño gemido me certifico mis sospechas, ya sabía quién era. Era María, y pensar que creíamos que era lesbiana. Retiré un poco la cabeza y balbuceé:
    
    -Tendría que poder comparar, así por las buenas todos parecen iguales.
    
    El comentario no le debió gustar, porque me tiraron al suelo, y lo que antes degustaba paso aplastar mi cara, mientras unas manos ágiles me empezaron a desnudar. Me quede quieto, chupando aquel manjar, note como me quitaban los zapatos, calcetines, pantalón y calzoncillos, levante un poco la cadera para facilitar que me quitaran la ropa. Mi miembro estuvo poco tiempo libre, una sensación de calidez la rodeo, entro limpiamente en una cavidad húmeda, el otro sexo, la de la espectadora estaba casi más húmedo que el que yo me había trabajado oralmente.
    
    Las dos tías encima de mí, una encima de mi vientre y otra encima de mi boca, mis manos buscaron los pechos, y encontraron donde posarse, unos pechos grandes y firmes (he de confesar que me recordaron a los tuyos), nunca me hubiera imaginado que el pequeño cuerpo de María fuera tan compacto. Con el trajín la venda de mis ojos se aflojo y unas manos piadosas terminaron de quitármela.
    
    Efectivamente no había fallado, encima de mí, pasando adelante y atrás su pubis desde mi barbilla hasta mi nariz estaba María, sus pechos se bamboleaban, y vi una cara desconocida para mí, la seriedad se había trastocado en libidinosa, y su boca semiabierta dejaba salir una lengua lasciva. Su mirada también destilaba deseo.
    
    Mientras en mi vientre, vi a Ana, aun llevaba puesta la amplia camisa blanca, pero se había despojado del resto de la ropa, y utilizaba mi miembro como si fuera un consolador, subía y bajaba introduciéndosela frenéticamente en ella. Se corrió rápida, un inmenso suspiro culmino su orgasmo, y se quedó como paralizada encima de mí.
    
    María seguía frotándose en mí, iba a acabar con el sexo irritado, yo intentaba mordisquearle los labios mayores, y a veces lograba pellizcárselos, entonces ella gruñía ...