Los huevos de Luis - Relatos Eróticos

Los huevos de Luis

Tras mucho tiempo de esfuerzo, Luis, un joven de unos 24 años se había podido mudar a un pequeño apartamento en las afueras del pueblo. Era de estatura media, pelo negro y delgado, de esos que parecían que podían escurrirse por el inodoro. Su pene de apenas unos 10 centímetros no eran gran cosa pero tenía unos huevos que colgaban bastante, unos huevos de los que se sentía orgulloso, especialmente cuando follaba con alguna amiga. Le encantaba verlos rebotar y golpear cuando la metía.

Lely, una ama de casa ya casada y con una hija en la universidad, pasaba mucho tiempo a solas en su casa pues su marido por negocios viajaba mucho. Tenía un pelo largo, negro, ojos café y un cuerpo de esas llamadas Milf que tanto gustaba ver en los videos porno.

—Que mujer—pensaba mientras veía desde su ventana a esta tender la ropa con ropa ajustada, sudada y mostrando algo de sus piernas.

Lo mejor era algunas noches que la hija dormía fuera de casa. Su cuarto estaba pared con pared y podía escuchar el sonido de los vibradores que utilizaba así como algunos gemidos sueltos. Él, viviendo solo, totalmente desnudo, se masturbaba mientras la escuchaba, imaginando su figura. No tardaba mucho en acabar, y siempre al poco volvía a estar duro para masturbarse de nuevo.

Uno de esos días sudorosos y calurosos de verano cuando sucedió todo. Escuchó ruidos desde la casa de Lely y pronto más golpes, como si algo hubiera caído. La ventana estaba abierta así que con sumo cuidado se pasó a la otra casa, por suerte si se caía había poca altura pero prefería no correr esa suerte.

—¿Se encuentra bien?—preguntó al verla encallada debajo de un pequeño armario bajo la pila de la cocina.

—¿Luis?, ¿eres tú?—preguntó intentando salir.

—Si, he escuchado ruidos y...—se quedó sin habla al ver las bragas de la mujer. Estaba en falda larga pero podía apreciar todo bien.

—Necesito que me ayudes a salir—dijo ella aún atrapada.

Se agachó y empezó a acariciar las piernas. Eran suaves, bonitas y de modelo, de esas que salen en las pasarelas. Con una erección de caballo, le bajó las bragas a la mujer que le preguntó que qué estaba haciendo pero a él le dio igual. Acercó su miembro, al restregarlo en su coño, en su peludo coño, Lely intentó zafarse pero le resultó imposible.

—Allá voy—dijo con una sonrisa el chico introduciendo su verga hasta el fondo.

Luis casi explota de placer al momento, llevaba tiempo sin meterla y la sensación de estrechez en la chica era maravillosa. Siguió embistiendo mientras ella gritaba y él solo podía ver como sus huevos golpeaban las nalgas de la mujer. Solo podía ver la mitad de ella, daría lo que fuera por verle las tetas pero eso era mucho mejor.

Tras unos minutos de embestidas simplemente dejó salir toda su leche de sus huevos que se comprimieron y expandieron mientras descargaban en el interior de la mujer. Una vez recuperado el aliento, se limpió y terminó de ayudar a la mujer de salir. Estaba entre lágrimas, sentía que su honor ...