1. Puta yo


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: nena2221, Fuente: RelatosEróticos

    ... pero no quería que este tormento terminara nunca. Cuando por fin me metió la verga nuevamente
    
    hasta los huevos, se quedo quieto y poco a poco comenzó a bombear dentro de mi, me envestía , primero lento y después con una rabia que nunca había sentido, el dolor pronto comenzó a convertirse en placer. Comencé a reponerme y ahora podía comenzar a entender todo lo que pasaba.
    
    Veía mi pequeño pene que en esos años no mediría más de 5 centímetros revotar en mi vientre, miraba como los calcetines dentro del sostén se zangoloteaban al ritmo de las envestidas, escuchaba los sonidos que para mi eran nuevos. el golpeteo de mis nalgas con sus piernas que parecían aplausos. escuchaba por primera vez la música. el sonido único e inconfundible del sexo, los ruidos de mi culo y de mi respiración, los olores. todo era nuevo para mí.
    
    Entonces reaccione. En mi mente algo tomo sentido, una verdad indiscutible que me seguiría por el resto de mi vida.
    
    Me estaban cogiendo.
    
    Y eso no solo me gustaba, me fascinaba, por primera vez me sentía inmensamente feliz, aun había lagrimas brotando de mis ojos pero no sé cómo explicarlo, ya no era dolor, era alegría, era felicidad; y pensé...
    
    ¡Soy una puta!. Soy eso. Una puta!..
    
    resonaba esa palabra en mi cabeza. Puta. Mi sueño. todo lo deseaba hasta ese momento en la vida. Se estaba cumpliendo
    
    Comencé a mover mis caderas torpemente, y me di cuenta de que ya no tenía miedo, ni dolor, me sentía plena, me sentía como la mejor puta del mundo.
    
    El me daba de nalgadas, me jalaba el cabello y me repetía una y mil veces que era una puta, yo gemía de placer, en ese momento estaba sobre mis codos, así que intente ponerme bien de perrito, cuando lo logre, me pude verme en el espejo, veía como ese hombre me penetraba, podía ver salir su pene casi por completo para perderse en lo más profundo de mi ser nuevamente. no puedo olvidar la imagen de su enorme pene entre mis nalgas. Así estuvimos por algunos minutos parecía que habíamos agarrado el ritmo y estuviéramos sincronizados; de pronto, comenzó a metérmela más y más rápido y más fuerte; sentía como algo me chorreaba por las piernas, podía ver de lado en el espejo, toda la escena, yo vestida de mujer ahora de nuevo sobre mis codos y rodillas con las nalgas al aire tan paradas como podía, mientras mi verdugo me penetraba ferozmente, sacaba toda su enorme y jugosa verga y la metía de un solo golpe. Me veía tan hermosa! Tan radiante.
    
    Me sentía realmente llena, de pronto sentí que me la metió muy profundo, y me apretó muy fuerte jalándome de la cintura, pegando mi culo a su pelvis tanto como es posible tanto que era casi imposible ver donde comenzaba uno y donde terminaba el otro.
    
    Esa fue la primera vez que recuerdo sentir esa sensación. Cuando el esperma caliente entra en tu cuerpo, hasta las entrañas, y sabes que te lo mereces, que tú te ganaste esa leche tibia y nadie te la puede quitar; es tuya porque hiciste un buen trabajo, te la mereces por que fuiste una buena ...
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