1. No fui expulsada del paraíso por ser infiel


    Fecha: 20/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: SandraWK, Fuente: CuentoRelatos

    ... de accidentes
    
    -Ya pero...
    
    -¡Calla! -y le tape la boca con mi mano libre. Y así poco a poco y extrañamente casi sin ejercer presión, pero dilatándome al máximo, fui durante eternos segundos introduciéndome el glande, estrecho en el extremo, ancho en su base. Tuve que detenerme un momento para conseguir una mayor lubricación y después con nuevo estimulo comenzar a descender lentamente a lo largo del tallo, sintiendo su anatomía, su grosor, sus venas, sus pulsaciones... hasta que, llegado al final, cegada por el deseo descargue todo el peso de mi cuerpo en el miembro... lo note curvarse y ensancharse, mis paredes dilatadas al máximo, entre una sensación dolorosa e increíblemente placentera.
    
    Nunca había follado igual, me perdonaran la expresión, pero hasta entonces solo había hecho el amor. A duras penas controle el ritmo de penetración... la excitación del momento me exigía desbocarme, pero el enorme tallo del pene exigía prudencia, de modo que tranquilizándome como pude, comencé a bombear muy lentito, todo a lo largo del pene, casi saliendo por completo, saboreando cada ida y venida, tensa en la bajada y liberada en la subida... todo mi cuerpo reaccionaba al unísono: mi cabello, los poros de mi piel, mi garganta que no podía evitar lanzar gritos de pasión, una dulce pulsación en las sienes, en las piernas y sobre todo el inmenso placer, lento muy lento, centrado en mi vagina y mi clítoris, que en esa postura estaba siendo muy estimulado.
    
    Mientras todas estas sensaciones me invadían, no pude dejar de percatarme de que algo había cambiado en la conducta de Andrés. Efectivamente lo notaba interesado en mostrarse distante, en ocasiones intentando evadirse de sus propios estímulos... No quise pensar que fuera sentimiento de culpa, sino más bien una necesidad de controlar su impulso para no derramarse desafortunadamente, en mi interior, con demasiada prontitud, pese a que me constaba que apenas hacia una hora lo había hecho en un vaso, ayudado por mi ropa interior.
    
    No puedo precisar el tiempo que paso, aunque no puedo decir que me pillara desprevenida... porque comencé a sentir unas lentas pulsaciones lejanas, que al igual que unos tambores tribales, parecían prevenir la llegada de algún acontecimiento. Andrés mientras tanto me agarraba de los glúteos y en cada bajada imprimía un delicioso movimiento de rotación, pero continuaba pareciendo más interesado en mi placer que en el suyo propio... y así fue como poco a poco, lento y sin paliativos comencé a sospechar que me estaba corriendo; mi boca se llenó de saliva que parecía desbordar y una vez tragada formaba un manantial que acababa en mi sexo, estableciendo una corriente que semejaba acabar en una cascada y al fin lento muy lento, coincidiendo en una última bajada de la que ya no quise subir y en la que Andrés aprovecho para intensificar los movimientos rotatorios y yo para apoyar todo mi cuerpo sobre su pene, tuve el mayor orgasmo de mi presente y pasadas vidas...
    
    El placer llego ...
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