Mi tío el camionero XI V - Relatos Eróticos

Mi tío el camionero XI V

... jodeerrrrrr.....fue mi primer contacto con su pollón erecto, sentí una barra enorme gruesa de hierro deslizarse entre mis cachetes, aquella polla no era normal, pensaba que la de mi tío era enorme, pero Braulio iba mejor dotado que el.

A partir de ese momento, nuestro juego erótico fue las caricias, los lametones, los toqueteos y la fricción continua de su rabo metido entre mis nalgas y masturbándose con ellas, me sentía una hormiga abrazada a él, llegue a sopesar si aquel pollón no podría desgarrarme por completo, pero sus continuos morreos, caricias, apretón de nalgas y su polla rozando mi ano me estaba poniendo muy caliente, tanto que solo quería sentir como me empotrada sin piedad.

Así estuvimos un buen rato, uno disfrutábamos del otro, le comi los pezones, las orejas, movía mi trasero para complacer a su pollón, el literalmente mordisqueaba cada centímetro de mi cuerpo, hasta donde podía en aquella posición, sentí entonces como uno de sus gordos dedos empezó a jugar con mi ano, como lo estimulaba, como la llema de su dedo lo acariciaba una y otra vez, yo empecé a gemir junto a su oreja, a disfrutar de aquel jueguecito, el se puso más caliente, con una mano logré agarrar su cipote.....bendito cipoton, mi mano casi no podía abarcarlo y empecé a masajear de punta a punta, empece a estirar de su piel y su glande salió vigoroso, mi dedo lo acariciaba, se retorcio y gimió, ambos seguíamos dándonos gusto, el con su dedo en mi agujerito y yo con mi mano en su polla.

Ambos ahora gemiamos, nos buscábamos con las bocas, hasta que sentí como el aparto mi mano, me volvió a dejar caer sobre su rabo, lo agarró y apuntó sobre mi agujero dilatado y mirándome fijamente me pidió mi aprobación.....

- es enormeeee....despacio por favor.

- tranquilo mi niño, vas a disfrutarlo. Relájate, y disfruta.

- ok, estoy tranquilo , follame por favor.

- relájate guapo y cabalgame.

Braulio apretó su pollon contra mi ano, poco a poco sentí su capullo apoderarse de mi, sentí dolor, bastante dolor apreté mis distes, me agarre con fuerza a su cuello y por fin lo tenía dentro, suspire, me relaje de nuevo, el acaricio mi cabeza, y después volvió a empujar poco a poco, sentí como si me estuvieran partiendo en dos mitades, mis uñas se clavaron en su espalda, parecía que aquel pollón nunca tenía fin, por fin sentí mi culo haciendo tope contra sus piernas y a él satisfecho, me morreo con pasión, después empezó a moverse poco a poco, aquel pedazo de polla empezó a entrar y salir de mi cada vez con más velocidad, yo galopaba despacio sobre ella, cada vez dolía menos, pero costó un rato acostumbrarme a tan semejante pedazo de carne que invadía mi esfínter, teniendo en cuenta que mi culito podía ser agarrado con tan solo una palma de sus manos, imaginaros la diferencia de constitución corporal del uno al otro.

Aquello poco a poco fue animándose y lo que en un principio era estrés, dolor y nervios, fue pasando a placer, relajación y satisfacción cada vez mayor. ...