1. Los 25 lametazos antes de metérmela


    Fecha: 20/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... razón Lara, perdóname.
    
    Marcos se apartó de mí por completo, dejándome salir de la prisión de sus brazos y empecé andar hacia mi habitación, sentí cerrar la puerta de Marcos y no dejaba de sentirme mal, pero no por haber hecho lo correcto sino porque realmente deseaba estar con él, seguía sintiendo sus besos sobre mi cuello, sus manos acariciando mis pechos y mi vulva por encima del pantalón vaquero, sentía mis bragas tremendamente mojadas cuando empecé a meter mi tarjeta en la ranura de mi puerta abriéndola y cerrándola.
    
    -Si paso, me prometes…
    
    -Te lo prometo Lara
    
    -Ya pero…
    
    -Lara, calla y no lo pienses más.
    
    Marcos me cogía de la cintura atrayéndome hacia él, abrazándome y besándome después de que momentos antes llamara a su puerta, había llegado a mi habitación, había abierto y cerrado la puerta en el mismo segundo, quedándome en el pasillo mirando fijamente hacia su puerta, quería con todo mi ser pasar la noche con él, deseaba con todo mi corazón ser poseída por mi cuñado.
    
    La habitación prácticamente a oscuras salvo por una luz de lectura al borde de la cama, minutos después de entrar en su habitación caímos los dos sobre la cama prácticamente desnudos, un reguero de ropa entre la puerta y la cama hacía presagiar una noche de sexo apasionado.
    
    Ya no había nada de qué hablar, solo nos dedicamos a los besos y a las caricias, Marcos estaba tumbado boca arriba en la cama y mis labios le recorrían el cuerpo, encima de él y de rodillas mi cabeza alcanzaba su bóxer, pasando mi melena sobre sus piernas, empecé a bajarle la prenda negra que separaba su polla de mi lengua y de mi boca, mis nalgas en dirección a su mirada acariciando mis muslos con sus manos, sus dedos buscando la entrada de mi vulva por debajo de mis bragas, abriendo y separando un poco la tela roja para empezar acariciar mis labios vaginales cuando yo metía su glande entre mis labios.
    
    Mi boca iba profundizando más sobre aquella barra que parecía estar hecha del más duro acero, saboreando hasta el último centímetro de aquella polla y lubricada con mi saliva, mis manos la rodeaban e iban subiendo y bajando al ritmo de mi boca, mi lengua por dentro intentando jugar con su glande en el momento que este salía un poco a la superficie, apartándome continuamente el pelo de la cara, mi cabeza subía y bajaba oyendo una música hermosa con sus gemidos.
    
    Marcos cogió una de mis piernas pasándola al otro lado de su cuerpo, metiendo su cabeza entre mis dos piernas, mis labios seguían lamiendo su tronco, mordisqueándolo a la vez que sentía como sus manos me iban quitando las bragas despacio, sacándolas primero por una pierna y luego por otra, dejando mi vulva a disposición de sus caricias, de su lengua que empezaba a recorrer mis labios mojados, dándoles aire, bebiendo de ellos, sentía su nariz deslizarse por ellos hasta que su lengua se metía en mi vagina, moviéndose de un lado a otro y sus dedos acariciando mi clítoris haciéndolo cada vez más grande.
    
    Mis gemidos se ...
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