La familia Kapusta. Capítulo 1 - Relatos Eróticos

La familia Kapusta. Capítulo 1

... conversación, la puerta de casa se había abierto y estaba seguro de quien era. Metió a su hijo en la habitación sin darle ninguna explicación y ambos se quedaron dentro de esta con la puerta abierta.

¾¿Qué pasa?—susurró Andrzej mientras Monika trataba de ponerle la mano en la boca.

El sonido de la charla que dos personas mantenían llegó hasta sus oídos, estaba claro quiénes eran, su marido había llegado con su “amiga”. Cogió de la mano al joven y con fuerza tiró de él hasta meterlo en el vestidor, cogiendo la llave y cerrándose por dentro mientras el joven no daba crédito a lo que pasaba. Este fue a hablar, a preguntar qué estaba haciendo, si se había vuelto loca. Sin embargo, antes de nada, Monika le empujó a lo más profundo del pequeño habitáculo donde los abrigos los escondieron.

¾Es tu padre, ¡Cállate!—le volvió a decir con esa voz autoritaria en un tono realmente bajo.

La mujer sacó su móvil y lo encendió entre los abrigos, Andrzej observó curioso como en la pantalla aparecía la habitación de sus padres. Dos personas entraron en ese momento, un hombre que podría ser su padre o no con una jovencita con un peinado a lo cleopatra quizá rondaría los veinte y pocos años, alucinante. La pantalla tan pequeña les daba poca definición.

¾Sal y diles algo—susurró el muchacho.

¾No. Deja que se lo pase bien, con esto tengo el divorcio ganado.

¾¿Qué vamos a estar aquí hasta que acaben? Hace un calor de mil demonios.

¾Cállate, Andrzej, joder. Nos van a escuchar.

Pasaron los primeros minutos pegados al móvil, los besos de la pareja al principio les provocaron repulsión. Pero cuando la pasión les comenzó a envolver, se dieron cuenta de que no podían quitar la vista la chica. La melena corta se movía de manera artificial, tal vez fuese una peluca.

¾No la chupa mal… nada mal—saltó de pronto Andrzej con la sangre algo caliente.

¾Hijo, que es tu padre—le respondió Monika por decir algo.

¾Ya, pero ella no, o tampoco.—Miró a su madre y una duda comenzó a sugerirle, la cual no se cayó, no tenía ningún sitio a donde ir.

¾¡¿Qué hombre va a tener las llaves de nuestra casa?!—pronunció indignada

¾¿Tú le has puesto los cuernos?

Los ojos de Monika proyectaron una mirada asesina sobre su hijo que no separó la vista de ella, el muy descarado esperaba una respuesta.

¾No—respondió con indignación— ¿Quién te crees que es tu madre?

¾Pues pensaba que te tirabas al chaval del gimnasio.

¾Andrzej, joder, que no me hables así, que soy tu madre. Además que hostias me voy a tirar yo a Pablo… no me fastidies, si casi tiene tu edad.

¾Que rápido has pensado en él con los tres o cuatro monitores que hay—el joven apoyó la cabeza en la pared— ¿Lo has hecho o solo lo has imaginado?

¾No tengo por qué contestarte, la vida sexual de tu madre es irrelevante… a ti no te importa… silencio, joder.—no estaba enfadada, solo quería que se callara.

¾O sea que sí.—Monika le pellizcó el brazo con un rostro de ira tratando de hacerle ...