1. Mi flor propia


    Fecha: 25/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... vivíamos. Dormíamos en una casa grande que tenía varias habitaciones separadas, como búngalos. Dormíamos en la misma recámara y cogíamos en las noches pero en una ocasión no quiso dormir conmigo.
    
    —Hoy voy a pedir una recámara para mí, no me vayas a buscar.
    
    —¿Por qué, ya no quieres coger conmigo? —le pregunté agarrándole las tetas.
    
    —Sí, pero hoy irá Lalo a mi recámara —dijo refiriéndose a otro amigo del trabajo.
    
    —¿Ya quedaron en eso?
    
    —No, pero te apuesto que así será, sin que yo le diga directamente.
    
    —¿Cómo sabes?
    
    —¿No te has dado cuenta cómo somos las mujeres? ¡Ponte más aguzado! Ni con lo que hace tu esposa te das cuenta! Ella es tan puta como yo: se cogió a uno de mis novios y al hermano de éste.
    
    —¿Cómo supiste? —le pregunté extrañado, a sabiendas de que sí me daba cuenta de muchos deslices que tuvo mi mujer.
    
    —Me lo contó su hermano cuando cogíamos... —contestó viéndome sonriente a la cara para ver mi reacción. Yo sólo levanté las cejas.
    
    Esa noche me desvelé trabajando para elaborar unos documentos que serían de utilidad a todos al día siguiente y no estuve al corriente si Lalo llegó con ella pues su habitación estaba sumamente alejada de la mía. Después supe que sí se dio ese encuentro y otros más, donde ella averiguó que también Lalo se había llevado a mi mujer a un hotel. Supongo que todo eso me lo contó por despecho ya que a raíz de que su novio estuvo con mi esposa, se enfrió su relación. No era para menos, mi esposa es sumamente hermosa y entusiasma a cualquiera al grado de creer que podríamos divorciarnos.
    
    Una vez que regresamos a la ciudad un poco antes de lo acostumbrado, primero pasamos a mi casa. Encontramos a mi esposa en bata y dijo que se disponía a bañar. Rápidamente mi esposa se metió al baño y nos dejó en la sala sin más comentarios. Mi hermana me tomó de la mano y me llevó a la recámara, donde estaba la cama revuelta “porque mi esposa no la tendió hoy”, dije. Cuando se oyó el ruido de la ducha, mi hermana se desnudó y me ordenó “Encuérate, porque quiero que me cojas”. En cuanto lo hice, quedamos frente a frente, de pie, talló mi glande en los labios de su vagina, lo colocó en la entrada y se colgó a mi cuello metiéndose todo el miembro de un solo envión. En cuanto me atenazó la cintura con sus piernas, la tomé de las nalgas y comencé a cargarla y mecerla cada vez más rápido. “Te amo, hermanito, vente, vente mucho” me decía al oído, colgada de mi cuello hasta que nos venimos. Completamente satisfecha por el vaivén que le había dado, se descolgó de mí y se acostó en la cama. “No sé si haya tendido, pero sí la usó mucho, mira...” dijo levantando la cobija, dejando ver muchos vellos, unos negros, de mi mujer, y otros más claros, de un color castaño oscuro. “Yo conozco estos vellos”, me dijo y comprendí que mi hermana quiso que realizáramos una doble venganza... Nos vestimos y nos fuimos a la sala.
    
    Cuando mi esposa salió del baño, con bata y antes de meterse a la recámara, mi hermana hizo el ...