El Tiempo en sus Manos 7 - El gran Descubrimiento - Relatos Eróticos

El Tiempo en sus Manos 7 - El gran Descubrimiento

... a las dos esclavas domésticas.

‘Jóvenes de clase alta, seguramente capturadas por piratas y traídas aquí sin tocar;’ comento suponiendo que la vieja Europa sigue siendo igual que en mi tierra. ’Demasiado frágiles para el campo, pero están tan asustadas que se adaptarán perfectamente a las tareas de la casa, y además serán una follada agradable cuando quiera disfrutar de sus cuerpos.’

Noto una sonrisa en el rostro del señor Richards, pero no me detengo y me acerco a la futura esclava de placer.

‘Se que usted habría elegido a la morena virgen de los ojos azules;’ le comento al señor Richards, ‘Pero es demasiado apretada para la polla que se vislumbra en sus pantalones, en una semana la habría dejado inservible. En cambio esta otra zorra;’ le señalo mientras llevo de nuevo mis dedos al coño de la esclava, ‘Se moja con un simple toque, y os aseguro que sabe bien como complacer a un hombre, incluso con esa boca que mantiene cerrada para no suplicar que se la fóllen aquí mismo.’

Tanto el señor Richards como el resto de los hombres presentes estallan en un fuerte aplauso, solo Kira se mantiene quieta, mirándome enfadada y decepcionada por haberse quedado sin su juguete.

‘Ya has oído al señor Martin;’ le dice el señor Richards a uno de los vendedores, me quedo esas cinco esclavas, y además la morena virgen, será la comisión del señor Martín por su elección.’

‘Entremos y hablemos de negocios tomando una buena copa de brandy mientras bañan y preparan a las esclavas;’ me invita el señor Richards. ‘Y puedes llamarme Edward.’

Recorremos la enorme mansión hasta un pequeño salón con una mesa en medio, rápidamente dos esclavas vestidas de la misma forma que Kira nos sirven unas copas y nos ponen algo de comer.

‘En mi mansión todas las mujeres visten igual;’ me comenta Edward al ver como miro a las dos esclavas. ‘Todas son zorras que solo valen para abrirse de piernas, la única diferencia entre una zorra blanca y una zorra negra, es que la blanca lleva un collar de esclava, y la negra ansía llevarlo.’

Me sorprendo por las palabras de Edward, pero eso me da a entender que puede haber más negocios a la vista de los que pensaba en un principio.

‘Supongo que viene a ofrecerse como intermediario para venderme esclavas;’ me dice Edward.

‘Eso es;’ le respondo, ‘Bellas, educadas y mimadas señoritas blancas, a las que podrá adiestrar a su gusto hasta que no puedan vivir sin una polla negra;’ le señalo.

‘Aunque también tengo un segundo negocio que proponerle;’ le digo a Edward.

‘Soy todo oídos;’ me responde.

‘Conozco gente que pagaría auténticas fortunas por una bella, educada y mimada señorita del Sur;’ le comento mirando detenidamente a Kira que acaba de entrar en el salón en ese momento.

‘Usted sueña señor Martin, si piensa que mi padre va a permitir que alguna joven negra acabe como esclava de un bastardo blanco;’ me grita enfadada.

‘Te he dicho muchas veces que no interrumpas a los hombres cuando hablan;’ le grita Edward ...