Diario de una Hermana - Relatos Eróticos

Diario de una Hermana

... recibo las miradas de las demás personas y percibo cómo se les pone el, ay, mejor cambio de tema.

Además, ya no siento ningún celo de mi madre, es más, hasta me encanta verla toda empoderada en la casa. Cuando camina con sus negras pantimedias por las noches, haciendo sonar sus tacones por las baldosas hasta llegar a mi hermano y besarlo apasionadamente… Qué carácter tiene mi mamá, quisiera ser como ella cuando crezca a una adulta madura. Tanto su culo como sus tetas se mantienen tan… firmes y redondas, ¡¿cómo lo hace, querido diario?!

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- ¡Amo a mi hermano. Siempre me causa tanto placer y felicidad, es un amor de persona y no quiero separarme más de él. Anoche mi hermano me llevó a su habitación y, como si fuera un mentalista, declaró que yo me sentía sexualmente atraída hacia él y que yo haría cualquier cosa que él me pidiera. Él no podía estar más en lo cierto, me había descubierto, las bragas se me empezaban a mojar al venirme a la mente las miles de fantasías que había tenido de él conmigo, no me aguanté más y me abalancé sobre él. No pareció molestarle eso, al contrario, empezó a besarme y a quitarme la ropa que llevaba puesta.

Comenzó a desprenderme el lindo suéter que usaba para camuflar que me vestía con decencia, pero tan pronto lo quitó, reveló mi desnudo cuerpo superior. Mis tetas se hallaban al cálido aire de su habitación y sentí los labios de mi hermano posarse intercaladamente sobre cada uno de mis pezones. Oh, lo amé tanto, amaba esa sensación que me causaba, amaba las yemas de sus dedos rondar en mis senos para luego apretarlos y estrujarlos.

Sus manos quisieron ir por más, pues muy poco después de jugar con mis tetas decidieron ir a quitarme esa falda corta que llevaba puesta, dejándome solo usando mis blancas pantimedias. La boca de mi hermano bajó lentamente, besándome desde mi pecho hasta alcanzar mi vientre.

¡Él es todo un macho alfa! No quiso gastar un segundo más y me rajó las pantimedias en la zona de mi sexo, revelando nuevamente mi carencia de ropa interior. Continuó su actuar con más besos y lamidas a mi coño, ignorando por completo mi clítoris… ¿por qué, entonces, mi hermano me volvía tan loca? ¡Debe ser asombroso en sus habilidades!

Vibraba con sus manos mis labios mayores, y luego comenzaba a acariciar y lamer los menores; su boca se posaba en mi monte de venus y su respiración cálida en tal zona me hacía más y más cachonda. No lograba aguantar las repentinas contracciones nerviosas de mis piernas y lumbar por la cantidad de placer y gozo que estaba recibiendo.

Querido diario, debiste estar ahí para contármelo tú, porque mientras cerraba mis ojos, de un momento a otro mi coño estaba siendo tocado, masturbado y follado por su dura polla; me encantaba, no podía pensar en nadie más que en él y en mí follando toda la noche, no me importaba nada ni nadie más. No quería ver a mi ex ni a mi clase ni a mi madre, solo lo quería a él.

Su verga entraba y salía frenéticamente de mí, ...